Agentes de la Policía Nacional capturaron nuevamente a un hombre que se había fugado de la cárcel local en Bajo Yuna. El detenido, identificado como Walma, oriundo de Barraquito, afirmó que decidió escapar debido a que era sometido a constantes golpes y amenazas dentro del centro penitenciario.
Según su declaración, Walma logró fugarse utilizando un pincho para forzar los candados de la cárcel. “Me tenía sobrando palo y palo, por eso me fugé”, aseguró el hombre, quien negó ser responsable del delito que se le atribuía. Estaba acusado de sustraer un animal, hecho que él asegura no haber cometido.
El detenido explicó que su fuga fue una medida desesperada ante la situación de maltrato que enfrentaba y detalló cómo logró abrir los candados que lo mantenían privado de libertad. La Policía Nacional informó que Walma fue puesto nuevamente bajo custodia para continuar con el proceso legal correspondiente.
Las autoridades mantienen el compromiso de garantizar la seguridad en los centros penitenciarios y señalaron que se investigarán las circunstancias que permitieron la fuga para evitar que incidentes similares ocurran en el futuro.
Los sistemas de seguridad en las cárceles de la República Dominicana enfrentan constantes desafíos que ponen a prueba su efectividad. Aunque la Dirección General de Prisiones implementa medidas como vigilancia permanente, controles de acceso, cámaras de seguridad y revisiones periódicas, los casos de fugas y motines han demostrado vulnerabilidades en la infraestructura y en los protocolos de supervisión. Muchos centros penitenciarios presentan sobrepoblación, lo que dificulta la capacidad de control del personal y aumenta los riesgos de incidentes dentro de las instalaciones.
Además, la formación y recursos del personal penitenciario resultan insuficientes en algunos recintos, lo que limita la capacidad de reacción ante situaciones de fuga o alteraciones del orden. La combinación de falta de infraestructura adecuada, tecnología insuficiente y protocolos no siempre actualizados contribuye a que ciertos internos encuentren oportunidades para evadir la custodia. Expertos en seguridad sugieren que se requieren inversiones en modernización, capacitación continua y estrategias de gestión más estrictas para garantizar que las cárceles sean espacios seguros tanto para los reclusos como para el personal y la comunidad en general.