La comunicadora Altagracia Salazar criticó duramente el desorden que caracteriza el tránsito en la República Dominicana, señalando que los semáforos parecen “de adorno” y los agentes policiales “decorativos”, ante la falta de control y cumplimiento de las leyes de tránsito. En su comentario editorial, difundido a través de su canal, la periodista subrayó que el país enfrenta una crisis de autoridad y de respeto a las normas, reflejada en el caos vehicular que se vive a diario.

Salazar relató un incidente ocurrido en la avenida República de Colombia, donde un delivery cruzó un semáforo en rojo sin consecuencias, mientras otros conductores continuaban el paso sin acatar la luz roja. Afirmó que este comportamiento refleja una cultura de desorden e impunidad, donde las normas solo existen en teoría y las autoridades “miran hacia otro lado”. “Podrán construir elevados y túneles, pero si no se impone el orden, el caos seguirá siendo el mismo”, sentenció.

La comunicadora también denunció la falta de acción de los agentes de la DIGESETT, quienes —según indicó— tienen prohibido detener a choferes de transporte público, camioneros o motoconchistas fuera de redadas especiales. Como ejemplo, mencionó el kilómetro 9 de la Autopista Duarte, donde los vehículos ocupan hasta cuatro carriles mientras los policías permanecen inmóviles. “Eso no es tránsito, es una anarquía consentida”, dijo.

Además, Salazar advirtió sobre las graves consecuencias humanas y económicas del desorden vial. Recordó que la República Dominicana ocupa el primer lugar mundial en muertes por accidentes de tránsito, con una tasa de 65 fallecimientos por cada 100,000 habitantes. Agregó que el 60% de los pacientes del hospital Ney Arias Lora son víctimas de accidentes, en su mayoría motociclistas, y que cada motorista herido cuesta al sistema de salud alrededor de RD$40,000, sin contar los casos de discapacidad permanente.

La periodista concluyó su comentario apelando a la responsabilidad ciudadana y a la acción estatal. Sostuvo que el país no necesita más obras viales, sino autoridad, educación y voluntad para hacer cumplir la ley. “El desorden tiene un costo que pagamos todos: en combustible, en vidas y en dignidad”, afirmó, al tiempo que instó a las autoridades a tomar medidas impopulares, pero necesarias, para restablecer el respeto en las calles del país.