El grupo islamista Hamas solicitó tres días adicionales para estudiar a fondo la propuesta de paz presentada por el presidente estadounidense Donald Trump, la cual ya fue aceptada por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y respaldada por la Liga Árabe, la Unión Europea, China y Rusia, entre otros actores internacionales. El plan, que busca poner fin al prolongado conflicto entre Israel y Hamas, incluye como uno de sus puntos principales la desmovilización y el desarme total de la organización palestina.

Las negociaciones se desarrollan en Qatar, país que funge como mediador a través de su emir, pese a las críticas que señalan a Doha por su histórica cercanía con Hamas. Según fuentes diplomáticas, los líderes del grupo palestino han expresado objeciones a dos condiciones del acuerdo: la entrega de todas sus armas especialmente las que consideran “defensivas” y la exigencia de que el futuro gobierno en Gaza sea completamente palestino, sin intervención externa, como propone el plan de Trump.

El retraso en la respuesta de Hamas mantiene en suspenso las expectativas de la comunidad internacional, que considera esta iniciativa como una de las últimas oportunidades para alcanzar un cese al fuego duradero. Analistas advierten que, de rechazar el acuerdo, el grupo extremista podría quedar aislado y sin margen de maniobra frente a Israel, que mantiene la ofensiva militar en Gaza y exige la liberación inmediata de los rehenes aún en poder de Hamas.

La propuesta impulsada por Trump busca marcar un giro histórico en el conflicto, ofreciendo un plan de 20 puntos que incluye garantías de seguridad para Israel, la reconstrucción de Gaza con apoyo internacional y un cronograma para la retirada gradual de las tropas israelíes de la franja, siempre que Hamas cumpla con el desarme. Esta iniciativa ha sido considerada por líderes globales como un “camino viable” para la paz, aunque enfrenta resistencia de sectores palestinos que ven en ella una cesión de poder a intereses externos.

El emir de Qatar ha emergido como un actor clave en la mediación, asumiendo un rol que le ha permitido ganar influencia en la arena diplomática del Medio Oriente. Sin embargo, críticos señalan que su relación previa con Hamas, al que ha financiado y dado refugio a parte de su dirigencia, podría comprometer la neutralidad de las negociaciones. Aun así, su participación ha sido fundamental para mantener abiertas las conversaciones entre ambas partes.

Mientras tanto, en Israel, la presión sobre Netanyahu aumenta, con sectores que exigen poner fin a la guerra pero sin ceder ante Hamas. Organismos humanitarios advierten sobre la crisis alimentaria y sanitaria en Gaza, donde millones de civiles continúan atrapados en medio del conflicto. La comunidad internacional ve los próximos días como decisivos para saber si el proceso avanza hacia un alto al fuego o si, por el contrario, se intensifican las hostilidades.