Después de años de debates y especulación, TikTok podría continuar operando en Estados Unidos gracias a un inminente acuerdo que transferiría la mayor parte de la compañía a inversionistas estadounidenses. Según funcionarios de la Casa Blanca, la empresa china Patreons conservaría solo un 20%, mientras que las operaciones en EE. UU. quedarían bajo una nueva empresa conjunta.
El acuerdo contempla una junta directiva con siete miembros, de los cuales seis serán estadounidenses, garantizando un control local sobre la plataforma. Además, los datos de los usuarios estadounidenses serían resguardados por Oracle, y el algoritmo de TikTok sería monitoreado para prevenir cualquier tipo de manipulación externa.
Con más de 170 millones de usuarios en Estados Unidos y medio millón de personas que dependen de la app para sus negocios, la confirmación de este acuerdo sería una noticia positiva tanto para internautas como para emprendedores que utilizan la plataforma para generar ingresos.
El camino hacia este acuerdo no ha sido sencillo. Desde 2020, expertos en seguridad han advertido sobre posibles riesgos de que los datos de los usuarios estadounidenses llegaran al gobierno chino, lo que llevó al expresidente Trump a intentar prohibir la aplicación. Posteriormente, la administración Biden revirtió esa orden, pero en 2024 impulsó una ley bipartidista que exigía la venta de TikTok para garantizar su continuidad en el país.
Durante el proceso, la plataforma enfrentó varias interrupciones temporales en Estados Unidos, generando incertidumbre entre sus millones de usuarios. Sin embargo, las negociaciones recientes entre líderes empresariales y funcionarios gubernamentales han abierto la posibilidad de un acuerdo que asegura tanto la operación de la app como la protección de los datos de los ciudadanos estadounidenses.
Entre los nombres mencionados como parte de esta negociación figuran grandes empresarios como Michael Dell, Larry Ellison y Rupert Murdoch, lo que refleja el interés estratégico y económico que representa TikTok en el país. Con este movimiento, Estados Unidos busca equilibrar la innovación tecnológica con la seguridad nacional, dando una señal clara de control y supervisión sobre plataformas de origen extranjero.