Estados Unidos y China lograron avanzar hacia un marco legal que permitiría mantener las operaciones de TikTok en territorio estadounidense, informó el secretario del Tesoro, Scott Pescent. La medida llega a pocos días de la fecha límite para una posible prohibición de la popular aplicación.

TikTok, con más de 170 millones de usuarios en EE.UU., se ha mantenido en un limbo legal debido a la legislación que exige su venta a un propietario estadounidense. El acuerdo busca garantizar que la app continúe operando sin interrupciones mientras se cumplen las condiciones de seguridad establecidas por Washington.

El expresidente Donald Trump, quien había anticipado la noticia, destacó en redes sociales la importancia de la aplicación para los jóvenes estadounidenses, quienes han mostrado gran interés en preservar su acceso a la plataforma. Las negociaciones continúan para definir los detalles finales del acuerdo.

Expertos en tecnología y política internacional han señalado que este posible acuerdo entre EE.UU. y China podría marcar un precedente en la regulación de aplicaciones extranjeras en suelo estadounidense. Se espera que incluya medidas estrictas de supervisión y seguridad de datos para proteger la información de los usuarios estadounidenses.

Por su parte, TikTok ha manifestado su disposición a colaborar con ambas naciones para garantizar la transparencia y la seguridad de sus operaciones. La compañía ha señalado que el objetivo es mantener la confianza de sus usuarios mientras se adapta a las normativas locales.

Analistas destacan que este avance también podría aliviar tensiones comerciales y tecnológicas entre Washington y Beijing, mostrando que la cooperación es posible incluso en medio de disputas por seguridad y propiedad intelectual. La comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo de este acuerdo.

El anuncio del marco legal ha generado reacciones mixtas entre legisladores y usuarios: mientras algunos celebran la posibilidad de mantener la aplicación operando en EE.UU., otros insisten en que deben imponerse salvaguardas más estrictas para proteger la privacidad y los datos de los ciudadanos estadounidenses.