La República Dominicana se volcó hoy en una profunda manifestación de fe para conmemorar la festividad de Nuestra Señora de las Mercedes, Patrona de la nación. Miles de feligreses se congregaron en santuarios y celebraciones para reafirmar su devoción a la figura de Consuelo y Protección.

La jornada estuvo marcada por oraciones y el fervor de la comunidad. Los asistentes resaltaron la importancia social de esta tradición. “Si la familia busca de Dios, tenemos una sociedad sana y eso es lo que queremos, un país sano… porque el que tiene a Dios no hace daño a nadie”, declaró un devoto.

Testimonios de Fe y Milagros

La devoción es una expresión de gratitud y fe personal, motivada por promesas y milagros. Un feligrés compartió un testimonio conmovedor que explica su asistencia anual: “Me estaba muriendo ya, desando me apareció y… hace más de 20 años nunca he dejado de venir en su día”.

Para muchos, la Virgen de las Mercedes es vista como una de las figuras de Consuelo y Protección, y su fiesta es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la fe y la familia en la sociedad.

Aunque es una fiesta profundamente dominicana, la conmemoración atrae la participación de personas de otras nacionalidades.

La devoción a la Virgen de la Merced se remonta al siglo XI en España, donde la historia cuenta que se apareció a San Pedro Nolasco, fundador de la orden de la Merced. La orden se dedicó a una misión de caridad: el rescate de cristianos cautivos en manos de los musulmanes, convirtiendo a la Virgen en su patrona.

El evento religioso se ha convertido también en un escenario para el comercio. Pequeños comerciantes artesanales aprovechan la afluencia de personas para ofrecer artículos alusivos a la patrona. No obstante, uno de los vendedores consultados señaló que, a pesar de la multitud, la “venta ha bajado” debido a la proliferación de artesanos que compiten por los fieles.

La conmemoración de la Virgen de las Mercedes es, por lo tanto, una jornada que combina la espiritualidad inquebrantable de su pueblo con una tradición histórica que se ha mantenido viva por siglos.