En Tumaco, en la costa pacífica de Colombia, las hermanas Jaqueline y Jessie Sevillano lideran un proyecto que transforma desechos de camarón en un producto innovador llamado “camarina”. Lo que comenzó durante la pandemia como una manera de sobrevivir se ha convertido en un motor de cambio social y ambiental, al crear empleo para 11 mujeres y 6 jóvenes, mientras evita que 800 kg de desechos terminen cada semana en el océano.

La camarina, harina hecha de cáscaras y cabezas de camarón, se ha consolidado como un ingrediente versátil en la cocina local, usado en arroz con camarones, ceviches y otros platos típicos. La iniciativa, bajo la Asociación de Mujeres Emprendedoras para un Futuro Amigable con el Medio Ambiente (Asomefama), combina sostenibilidad con empoderamiento femenino, demostrando que el desperdicio puede convertirse en recurso.

Con el respaldo de Circular Economy for Colombia, el proyecto busca expandirse a nivel nacional, llevando su producto a supermercados y restaurantes, mientras las hermanas Sevillano sueñan con un futuro donde la economía, el medio ambiente y la cocina se entrelacen de manera sostenible y sabrosa.

El proyecto también ha tenido un impacto educativo en la comunidad, enseñando a otras mujeres y jóvenes sobre la importancia de la economía circular y el aprovechamiento responsable de los recursos marinos. Talleres y capacitaciones se realizan semanalmente, promoviendo habilidades empresariales y culinarias que fortalecen la independencia económica de las participantes.

Además, la iniciativa ha logrado atraer la atención de medios nacionales e internacionales, destacando cómo un emprendimiento local puede generar cambios ambientales significativos y ofrecer un modelo replicable en otras regiones costeras afectadas por la contaminación marina. La combinación de sostenibilidad, innovación y cultura local ha convertido a Asomefama en un referente de liderazgo femenino y conciencia ecológica.

Finalmente, las hermanas Sevillano esperan que su ejemplo inspire a más comunidades del Pacífico colombiano a valorar los recursos que les brinda el mar y a transformar problemas en oportunidades. Su historia demuestra que la resiliencia, la creatividad y el trabajo en conjunto pueden generar un impacto positivo tanto en la vida de las personas como en la protección del medio ambiente.