Brasilia.– El presidente Luiz Inácio Lula da Silva encabezó este sábado el tradicional desfile cívico-militar por el Día de la Independencia de Brasil, en medio de un ambiente cargado de tensiones políticas internas y fricciones comerciales con Estados Unidos. Bajo el lema “Brasil soberano”, la jornada se presentó como una afirmación de unidad nacional frente a presiones externas.

Aunque Lula evitó referirse de manera directa a los nuevos aranceles del 50% impuestos por Donald Trump sobre productos brasileños, analistas interpretaron la celebración como una respuesta política que buscó mostrar firmeza interna y cohesión nacional. Los gravámenes, que afectan principalmente al sector exportador, ya han comenzado a generar pérdidas económicas, encendiendo las alarmas en los gremios comerciales del país.

El telón de fondo estuvo marcado también por las protestas simultáneas en favor del expresidente Jair Bolsonaro, acusado de intentar un golpe de Estado contra Lula. Trump, por su parte, justificó las sanciones como represalia a lo que calificó de “cacería de brujas” contra su aliado en Brasilia, un discurso que ha profundizado la tensión diplomática entre ambas naciones.

La conmemoración, que normalmente se centra en símbolos patrios, adquirió este año un cariz político internacional. Para el gobierno de Lula, la celebración de la independencia no solo fue un acto de memoria histórica, sino también un escenario para reafirmar la defensa de la soberanía brasileña frente a los desafíos externos y la inestabilidad interna.

En su discurso, Lula destacó la necesidad de fortalecer la industria nacional y reducir la dependencia de mercados extranjeros, en clara alusión al conflicto con Washington. Subrayó que Brasil no permitirá que sus decisiones políticas internas sean condicionadas por medidas económicas externas, insistiendo en que su administración busca abrir nuevos horizontes comerciales con Asia, África y América Latina.

El mensaje de “Brasil soberano” resonó con fuerza en la explanada de los ministerios, donde miles de ciudadanos participaron del desfile. Para muchos, la celebración fue un recordatorio de que la independencia no solo se celebra en los libros de historia, sino que también se defiende en el terreno político y económico frente a quienes intentan limitar la autonomía del país.