SANTO DOMINGO, RD. – El expresidente de la República y líder de la Fuerza del Pueblo, Leonel Fernández, confesó que al iniciar su carrera pública nunca tuvo aspiraciones de ocupar ningún cargo político, ni siquiera la Presidencia. “Eso no estaba en mi agenda… me llegó porque tenía que llegar”, expresó durante una entrevista difundida este jueves.

Fernández explicó que su motivación inicial para involucrarse en la vida política surgió de la preocupación por la situación del país y de su profunda admiración por el expresidente Juan Bosch, a quien consideró “una figura estelar de la historia dominicana”. Recordó que las circunstancias nacionales y su cercanía con Bosch lo impulsaron a integrarse al movimiento político, aunque nunca se imaginó liderarlo.

“Yo no aspiré ni a ser diputado, ni a ser senador, ni a ser alcalde. Sin yo pedirlo, me llevaron a la Presidencia”, señaló el exmandatario, quien agregó que, una vez en el cargo, entendió que asumía “una responsabilidad moral y política con el pueblo”.

Fernández reiteró su visión sobre el cargo más alto del país: “La Presidencia es esclavitud con título de nobleza”, destacando el peso y el compromiso que conlleva esa posición. Además, enfatizó que su partido, Fuerza del Pueblo, actualmente encabeza las preferencias políticas con un 38.9 % en las encuestas, por encima del PRM.

Su testimonio ofrece una perspectiva distinta sobre sus motivaciones políticas, resaltando que su trayectoria fue marcada más por el deber cívico que por ambiciones personales de poder.

Fernández también reflexionó sobre el desgaste personal que implica el ejercicio presidencial, señalando que no es un cargo para quienes buscan privilegios o comodidad. “El liderazgo político es sacrificio y entrega constante; cuando asumes la Presidencia, tu vida deja de ser tuya para dedicarse enteramente al país”, comentó, subrayando que por eso nunca lo consideró como un objetivo de vida.

Sus declaraciones han generado diversas reacciones en el ámbito político. Algunos analistas consideran que su postura humaniza la figura del exmandatario y lo presenta como un líder movido por el deber cívico, mientras que críticos opinan que busca reforzar su imagen de cercanía con el pueblo en un momento en que su partido disputa el primer lugar en las encuestas.