Puerto Príncipe.– Haití enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes, con más de 300,000 personas desplazadas debido a la violencia, muchas de ellas viviendo en refugios improvisados sin acceso a agua potable ni alimentos suficientes. La situación se agrava con denuncias de niñas violadas, niños reclutados por pandillas y comunidades enteras sometidas a una hambruna silenciosa.
Hospitales colapsados y escuelas cerradas reflejan la magnitud del colapso social en el país, mientras madres luchan cada día por alimentar a sus hijos con recursos extremadamente limitados. Las imágenes que llegan desde Haití muestran un pueblo que resiste pese al dolor y la desesperanza, esperando que la comunidad internacional responda a su llamado de auxilio.
Aunque se han anunciado misiones de intervención lideradas por Kenia y respaldadas por la ONU, estas no han logrado frenar el avance de las pandillas ni recuperar el control territorial, lo que deja a miles de haitianos con una presencia internacional simbólica e insuficiente.
El presidente dominicano Luis Abinader ha advertido que la crisis en Haití representa una amenaza regional y ha insistido en la necesidad de una intervención internacional coordinada y efectiva. Mientras tanto, República Dominicana refuerza su frontera, buscando equilibrar la seguridad nacional con la atención al drama humanitario generado por el éxodo masivo de haitianos.