En un insólito suceso ocurrido en Deltona, al norte de Orlando, Florida, dos madres entregaron a la policía a sus propios hijos, de 12 y 13 años, luego de que presuntamente causaran graves daños en la biblioteca de su escuela.
Según las autoridades, los adolescentes destruyeron muebles y libros, con un valor estimado de 50,000 dólares, dejando el lugar completamente destrozado. Ambos menores enfrentan cargos por los daños ocasionados, mientras la comunidad escolar expresa sorpresa y preocupación por el incidente.
El caso ha generado debate sobre la responsabilidad de los padres y la conducta de los adolescentes, recordando otros eventos donde progenitores han tenido que asumir medidas drásticas para controlar a sus hijos.
Las autoridades locales indicaron que los adolescentes fueron interrogados y permanecen bajo supervisión mientras se evalúa la extensión de los cargos. Por su parte, los directores de la escuela trabajan en un plan de reconstrucción de la biblioteca, que servía como centro de estudio y lectura para cientos de estudiantes.
Vecinos y padres de la comunidad expresaron su asombro y preocupación por la situación, subrayando la importancia de la educación en valores y la supervisión familiar. Algunos señalan que este tipo de incidentes refleja problemas más amplios en la conducta de los jóvenes y la necesidad de programas preventivos en las escuelas.
Expertos en psicología adolescente recuerdan que la destrucción deliberada de propiedad puede ser un síntoma de frustración o problemas emocionales no atendidos. Recomiendan que las familias busquen apoyo profesional y mantengan un diálogo constante con sus hijos para prevenir futuros actos de violencia o vandalismo.
Por su parte, las madres involucradas declararon que decidieron entregar a sus hijos voluntariamente para asumir la responsabilidad y evitar que la situación escalara. Señalaron que esperan que este proceso sirva como una lección para los adolescentes sobre las consecuencias de sus acciones.
El distrito escolar anunció que se reforzarán las medidas de seguridad en todas las bibliotecas y áreas comunes, incluyendo cámaras de vigilancia y mayor supervisión del personal, con el objetivo de prevenir que incidentes similares se repitan en otras instituciones educativas de la zona.