China celebró un imponente desfile militar para conmemorar los 80 años de la rendición de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial, con la asistencia de decenas de líderes extranjeros, entre ellos el presidente ruso Vladimir Putin y otros miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái. El evento, que recorrió la emblemática Plaza Tiananmén en Beijing, exhibió el poderío militar, económico y político del país asiático, proyectando a China como una potencia global consolidada.

Durante la jornada, se destacó la estrecha relación estratégica entre China y Rusia, con acuerdos de cooperación energética y proyectos como un nuevo gasoducto que llevará gas ruso a China a través de Mongolia. Expertos internacionales señalaron que esta alianza busca desafiar la influencia de Estados Unidos y reforzar un bloque alternativo con capacidad nuclear.

Además del componente militar, el encuentro sirvió como plataforma para discutir alternativas económicas y políticas frente a la política confrontacional de la Casa Blanca, mientras que la presencia de líderes como Kim Jong-un y el acercamiento histórico de India reflejan un reordenamiento geopolítico en la región euroasiática. China busca consolidar así su liderazgo global y ampliar su influencia en el tablero internacional.

El desfile también sirvió como escenario para que China mostrara avances tecnológicos en su arsenal militar, incluyendo misiles de largo alcance, tanques de última generación y vehículos no tripulados, reforzando la narrativa de modernización de sus fuerzas armadas. Analistas destacan que la exhibición no solo tiene un componente de fuerza, sino que busca enviar un mensaje simbólico sobre la capacidad estratégica de Pekín frente a sus rivales globales.

En paralelo, el evento reunió discusiones económicas de alto nivel entre los líderes presentes, centradas en fortalecer la cooperación entre los países participantes y reducir la dependencia del dólar estadounidense en transacciones comerciales internacionales. La iniciativa de crear un sistema financiero alternativo y proyectos energéticos conjuntos apunta a un contrapeso al dominio occidental en la economía global.

Sin embargo, expertos internacionales advierten que, pese a la unidad aparente, las diferencias de intereses entre las naciones participantes podrían limitar la efectividad de este bloque. Mientras China y Rusia buscan proyectar poder, países como India mantienen relaciones complejas con Estados Unidos y Japón, lo que indica que el equilibrio geopolítico en la región seguirá siendo dinámico y sujeto a tensiones estratégicas en los próximos años.