El presidente Donald Trump provocó controversia este miércoles al sugerir que el FBI podría intervenir para rastrear a los legisladores demócratas de Texas que salieron del estado para impedir una votación sobre un nuevo mapa legislativo que favorecería al Partido Republicano. “Quizá el FBI tenga que intervenir”, dijo Trump al ser consultado sobre el tema, generando reacciones inmediatas.

La presión republicana ha aumentado: el senador John Cornyn envió una carta al FBI solicitando su intervención, argumentando que estos legisladores han cruzado líneas estatales para sabotear el proceso legislativo.

Por su parte, el gobernador de Texas, Greg Abbott, pidió a la Corte Suprema estatal que destituya al congresista Jin Wu, señalado como el principal impulsor de la maniobra. Wu respondió que está actuando en representación de sus votantes y que seguirá haciendo lo que considera correcto.

El fiscal estatal Ken Paxton también advirtió sobre la posibilidad de declarar vacantes los escaños de los legisladores ausentes, lo que abriría la puerta a reemplazos forzados. Aunque esta táctica de romper el quórum ya fue utilizada en 2003, esta vez el contexto político es más tenso y mediático.

El partido demócrata de Texas ha defendido la acción de sus legisladores, asegurando que están utilizando un recurso legal para evitar lo que consideran una imposición antidemocrática del mapa electoral. También han advertido que cualquier intento de castigo podría escalar la crisis institucional.

Analistas políticos señalan que la intervención de Trump, sumada a las presiones estatales, busca enviar un mensaje de fuerza ante las elecciones de medio término, aunque podría profundizar aún más la polarización política a nivel nacional.