Santo Domingo, 8 de agosto de 2025.– En el programa matutino Residencia del Ritmo de BirdRitmo 96 (canal 105), se discutió este viernes una pregunta que divide opiniones: ¿se puede amar a un hombre sin ser gay? El debate, cargado de confesiones y anécdotas, expuso la compleja realidad que viven los dominicanos respecto a la sexualidad y la identidad.

Mientras en Estados Unidos y otros países se generan discusiones sobre identidad y orientación sexual en un contexto más abierto y académico, en República Dominicana esas realidades aún chocan con tabúes y estructuras sociales tradicionales. Según los locutores, aunque hace décadas la homosexualidad se trataba con cierta naturalidad, hoy persisten prejuicios y estigmas, especialmente en familias donde “declararse pájaro” sigue siendo motivo de sorpresa y rechazo.

En la conversación se destacó un fenómeno curioso: hombres que admiten tener relaciones sexuales con otros hombres pero que insisten en que “no les gustan los hombres”, diferenciando entre atracción emocional y actos sexuales. “Sexo es sexo”, afirmó uno de los participantes, señalando que para algunos el encuentro sexual no implica necesariamente una orientación homosexual definida. Esta realidad ha sido identificada desde mercados tradicionales hasta círculos sociales diversos.

Finalmente, los panelistas invitaron a la sociedad a manejar el tema con naturalidad e indiferencia, sin alarmismos, y a entender que las identidades sexuales pueden ser más complejas de lo que parecen, alejándose de estereotipos y prejuicios.

Además, se abordó la evolución cultural que ha tenido el país en relación con la aceptación de la diversidad sexual. En las décadas de los 80 y 90, la llegada masiva de turistas y la apertura de centros nocturnos en zonas como Villa Francisca y Borojol contribuyeron a una mayor tolerancia, aunque todavía limitada. Sin embargo, la sociedad dominicana sigue marcada por un fuerte machismo y un temor al qué dirán que dificulta el diálogo abierto y sincero sobre el tema.

Por otro lado, se destacó la importancia de la exploración y la curiosidad en la adolescencia como parte natural del desarrollo humano. Varios testimonios compartidos durante el programa revelaron que muchas personas experimentan con su sexualidad sin que eso defina necesariamente su orientación final. En este sentido, la invitación fue a respetar y comprender estas experiencias sin juzgar, reconociendo que amar o estar con alguien no siempre encaja en etiquetas rígidas, y que el respeto y el amor deben prevalecer por encima de prejuicios.