En la ciudad de Nueva York, un grupo de congresistas hispanos junto a activistas fueron impedidos de ingresar a un centro de detención de inmigrantes ubicado en Brooklyn. Los legisladores llegaron con la intención de supervisar y documentar las condiciones en las que se encuentran aproximadamente 100 detenidos, pero les fue negado el acceso.
Adriano Espalíat, congresista demócrata, calificó la situación como indignante e inaceptable, denunciando que un agente enmascarado cerró la puerta con candado sin identificarse ni mostrar placa, impidiendo su entrada y dejando al grupo “atrapado”.
Este centro forma parte de un acuerdo entre el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y el Buró Federal de Prisiones, y desde junio funciona como una de las ocho instalaciones que retienen inmigrantes. El Departamento de Seguridad Nacional respondió que los congresistas no siguieron el protocolo requerido para realizar la visita, justificando así la negación del ingreso.
La negativa de acceso ha generado críticas y preocupación entre defensores de derechos humanos y legisladores, quienes aseguran que la transparencia en estas instalaciones es fundamental para garantizar el trato digno a los inmigrantes detenidos. “Sin supervisión externa, aumentan los riesgos de abusos y violaciones a los derechos fundamentales”, expresó una activista presente en el intento de visita.
Por su parte, las autoridades del centro argumentan que existen protocolos estrictos para las visitas, diseñados para mantener la seguridad tanto de los detenidos como del personal. Según el Departamento de Seguridad Nacional, estos procedimientos deben ser respetados para evitar desórdenes o riesgos innecesarios dentro de las instalaciones.
Mientras tanto, los congresistas anunciaron que continuarán gestionando otras vías para inspeccionar las condiciones en que permanecen los inmigrantes y abogan por mayor transparencia y rendición de cuentas en los centros de detención del país. “Nuestra labor es proteger a todas las personas, sin importar su estatus migratorio”, concluyó Adriano Espalíat.