El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, rechazó enérgicamente la injerencia de Estados Unidos en asuntos internos de Brasil, especialmente tras la aplicación de sanciones y aranceles contra productos brasileños. Lula destacó que Brasil es un país que respeta los derechos humanos, defiende el multilateralismo y la independencia de sus poderes, y enfatizó la necesidad de mantener la unidad nacional frente a amenazas externas.
El mandatario brasileño también acusó a políticos de su país que, según él, colaboran con intereses extranjeros para perjudicar la soberanía nacional. Sin mencionar nombres, apuntó indirectamente al diputado Eduardo Bolsonaro, quien admitió haber gestionado estas medidas ante la administración Trump. Lula prometió defender firmemente la soberanía de Brasil ante estas presiones y sanciones.
Lula advirtió que estas sanciones, incluyendo un arancel del 50% a productos brasileños, se basan en acusaciones relacionadas con causas judiciales contra el expresidente Jair Bolsonaro y denuncias contra plataformas digitales estadounidenses operando en Brasil. Según el presidente, estas acciones representan una interferencia directa en la política y economía brasileñas que no será tolerada.
Además, Lula destacó la importancia de la institucionalidad brasileña y el respeto a las decisiones del Supremo Tribunal Federal, aunque reconoció que durante su gestión hubo diferencias con algunos miembros. Reafirmó que, pese a desacuerdos internos, la defensa de las instituciones es fundamental para mantener la estabilidad del país.
Finalmente, el presidente llamó a la unidad del pueblo brasileño para enfrentar estas amenazas externas y proteger la soberanía nacional. Insistió en que Brasil debe seguir siendo un país soberano, independiente y respetuoso de sus valores democráticos, sin permitir que fuerzas extranjeras dicten su destino político o económico.
Lula también hizo un llamado a la comunidad internacional para respetar la autonomía de Brasil y evitar medidas unilaterales que afecten la economía y la estabilidad política del país. Señaló que el respeto mutuo entre naciones es la base para la convivencia pacífica y el desarrollo conjunto en el marco del multilateralismo.
Por último, criticó a aquellos políticos brasileños que, según él, han colaborado con intereses externos para perjudicar a Brasil, advirtiendo que estas acciones representan una traición a la patria. Lula reafirmó su compromiso de defender la soberanía nacional y garantizar que Brasil tome sus propias decisiones sin presiones ni interferencias foráneas.