Santo Domingo. — Ni Navidad, ni Semana Santa, ni elecciones: el narcotráfico no se detiene. Así lo demuestra el más reciente decomiso de cocaína líquida en el Puerto Multimodal de Punta Caucedo, considerado el mayor cargamento de su tipo interceptado en el país, con más de 130 kilogramos ocultos en botellas de jugo y refrescos rumbo a España.
El hallazgo, resultado de una labor conjunta de inteligencia y análisis forense del INACIF, pone nuevamente en evidencia la sofisticación de los carteles y su capacidad para camuflar la droga en productos cotidianos. “Usan bates de béisbol, sillas de ruedas, aguacates… hasta en plátanos la esconden”, se comentó en el espacio “Despierta con CDN”, donde se abordó el tema con preocupación.
Pero más allá del golpe a la red, hay un trasfondo inquietante. Muchos aún recuerdan el escándalo de las 10 toneladas de droga que saldrían del mismo puerto hacia Europa. A pesar del revuelo inicial, el caso se ha ido apagando en el tiempo, con solo algunos estibadores, montacarguistas y un funcionario municipal detenidos, lo cual genera fuertes dudas sobre quiénes son realmente los responsables.
“Eso no se lo cree nadie. Si dejan eso así, va a repollar. Y cuando repolle, va a explotar con muertos, extradiciones y visas canceladas”, advirtió un comentarista, señalando que un envío de esa magnitud no circula sin el aval de altas esferas de poder.
El decomiso reciente ha encendido las alarmas nuevamente sobre la vulnerabilidad de los puertos dominicanos, el nivel de infiltración del crimen organizado y la aparente falta de consecuencias reales en casos de gran escala. Porque, como se dijo en la transmisión: “El valor de la droga es proporcional al poder de quien la respalda. Y aquí, alguien muy arriba garantizó ese envío.”
La presión recae ahora sobre las autoridades, que deberán decidir si este nuevo caso se investigará a fondo o si, como muchos temen, terminará en el archivo del olvido… hasta que repolle.