Santo Domingo — Especialistas en salud mental advierten que el uso excesivo del teléfono móvil y las redes sociales en República Dominicana ya presenta características similares a una adicción, comparable incluso al consumo de drogas. Según los expertos, muchas personas pasan entre 6 y 9 horas diarias conectadas, lo que provoca aislamiento social, trastornos de ansiedad y problemas emocionales.

Los especialistas señalan que plataformas como TikTok, Instagram y Facebook ejercen una fuerte presión para alcanzar estándares de belleza y éxito poco realistas, afectando la autoestima de jóvenes y adultos. Esta dependencia, explican, ha llevado a casos donde personas pierden empleos, bienes e incluso sufren accidentes vinculados al uso compulsivo de dispositivos.

Además, hacen un llamado al Estado y a las instituciones educativas para implementar programas de educación digital y salud mental, recomendando a padres y cuidadores establecer rutinas y límites claros en el uso de celulares, especialmente en la primera infancia, para proteger el bienestar emocional de las nuevas generaciones.

Los especialistas también resaltan que el celular ha dejado de ser solo una herramienta de comunicación para convertirse en una fuente constante de estímulos y distracciones que afectan la capacidad de socializar de los jóvenes. “Actualmente no socializan ni con sus padres, ni con su familia, ni con nadie. Están encerrados en sus cuartos pegados a las redes”, explican, lo que genera un aislamiento emocional preocupante.

La adicción a las redes sociales está vinculada además a un aumento en los trastornos de ansiedad, especialmente cuando las personas se ven separadas de sus dispositivos por períodos prolongados. “He tenido pacientes que desarrollaron ansiedad severa solo por olvidar o perder su teléfono”, señala una psicóloga, evidenciando el grado de dependencia que se ha instaurado.

Frente a esta realidad, los expertos recomiendan fomentar espacios de desconexión digital, promover actividades al aire libre y fortalecer las relaciones familiares y sociales cara a cara. Señalan que solo así se podrá mitigar el impacto negativo de esta adicción que afecta no solo la salud mental, sino también el desarrollo social y emocional de la población.