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Seúl, Corea del Sur — La ex primera dama de Corea del Sur, Kim Keon-hee, fue arrestada la noche del martes tras la emisión de una orden de detención por parte del Tribunal Central de Seúl, marcando un hecho histórico en la política surcoreana. La medida fue justificada por el tribunal ante el riesgo de destrucción de pruebas, situando tanto a Kim como a su esposo, el expresidente Yoon Suk-yeol, en prisión simultáneamente.

Kim enfrenta 16 cargos, aunque su arresto se centró en tres acusaciones clave: manipulación del precio de acciones, financiamiento político ilegal y sobornos a través de regalos de lujo. Entre estos regalos figuran dos carteras Chanel, un colgante de Van Cleef valorado en más de 43 000 USD y un collar de diamantes, supuestamente entregados por intermediarios ligados a la Iglesia de la Unificación.

El caso ha sacudido la escena política surcoreana y genera dudas sobre el futuro de la transparencia en la administración pública, con ciudadanos y analistas atentos a los próximos pasos judiciales en este proceso sin precedentes.

Además del impacto legal, la noticia ha generado una tormenta mediática en Corea del Sur, con portales y cadenas de televisión informando minuto a minuto sobre el arresto y las posibles implicaciones políticas. Analistas destacan que la simultaneidad del arresto de la ex primera dama y el expresidente es un hecho sin precedentes en la historia del país, que podría redefinir los límites del poder presidencial.

Organizaciones ciudadanas y grupos anticorrupción han pedido una investigación profunda y transparente, advirtiendo que este caso no solo involucra delitos económicos sino también posibles influencias indebidas de grupos religiosos en la política nacional.

Mientras tanto, la defensa de Kim Keon-hee anunció que apelará la detención, asegurando que su clienta colaborará con la justicia y que buscarán demostrar su inocencia en los cargos de soborno y manipulación financiera. La situación mantiene a la opinión pública en un clima de gran expectación y tensión política.