SANTO DOMINGO. – La creciente ola de robos de retrovisores en el Gran Santo Domingo mantiene en vilo a conductores que, entre la frustración y la impotencia, denuncian ser víctimas constantes de este delito, incluso en plena luz del día y en zonas transitadas.

Según reportes, los delincuentes no solo se llevan los espejos, sino también las bases plásticas y demás componentes del accesorio, afectando gravemente a propietarios de vehículos que deben acudir a repuestos muchas veces para comprar –irónicamente– la misma pieza que les fue sustraída.

“Casi a diario se ve eso, se lo llevan como si nada. Uno compra el mismo retrovisor que le robaron, porque los venden en la misma calle”, se quejó un afectado, mientras otro pidió mayor contundencia de las autoridades: “Esos muchachos usan vicio, te ven el carro parqueado mal y te desarman en segundos”.

La Policía Nacional exhortó a los afectados a presentar formal denuncia, indicando que parte de las piezas recuperadas en operativos pueden ser reclamadas en su sede. Recordaron que en marzo fue desmantelado un centro de acopio en el sector de Villa Consuelo, y que recientemente fue apresado un hombre vinculado al robo de más de una docena de retrovisores.

Pese a operativos y condenas como la dictada en Monte Plata a dos hombres sentenciados a 10 años de prisión por este mismo delito, los robos siguen ocurriendo con frecuencia, dejando a los ciudadanos con el gasto, la rabia y el sentimiento de impunidad.

Algunos conductores denuncian que estos robos parecen formar parte de una red organizada, ya que las piezas sustraídas suelen aparecer rápidamente en negocios informales de repuestos. “Es un negocio redondo. Te lo quitan en la calle y después tú mismo lo compras sin saber”, comentó indignado otro ciudadano, quien asegura haber sido víctima en más de una ocasión.

Mientras tanto, los ciudadanos exigen mayor patrullaje policial, vigilancia con cámaras y sanciones más severas para quienes cometan estos delitos. “Aquí hay que darle un ejemplo a uno, como hicieron en Yamasá, porque si no, esto no va a parar”, expresó un chofer del transporte público. La situación ha llevado a muchos a invertir en sistemas de seguridad o adaptaciones improvisadas para proteger los retrovisores, aunque reconocen que ninguna medida parece ser suficiente.