El gobernador Gavin Newsom afirmó este miércoles que las recientes redadas federales están teniendo consecuencias devastadoras para California. Durante su visita a barrios afectados en el área de Los Ángeles, Newsom aseguró que los operativos no solo están “destruyendo familias” y “negocios de generaciones”, sino que también han provocado una caída significativa en la afluencia de clientes a los comercios locales.
Varios pequeños comerciantes relataron al gobernador una baja “notable” de clientes. Uno de ellos incluso colocó un letrero en su tienda informando a los agentes de ICE que “necesitan una orden judicial para entrar”, en un intento por proteger sus propiedades y su personal .
Newsom comparó la situación actual con la pandemia, recalcando que muchos han dicho: “Extrañamos la COVID; era mucho más fácil que esto”, reflejando que las redadas están causando una contracción económica incluso mayor que el impacto sufrido durante los peores meses del COVID‑19 .
El gobernador agregó que estas acciones federales han “vacío comunidades enteras”, y están destruyendo no solo negocios, sino también el tejido social y familiar que sostiene a California Señaló que los efectos podrían sentirse en todo el estado, debido a que muchos trabajadores, temerosos de ser detenidos, han dejado de acudir a sus empleos, disminuyendo el consumo y dañando la economía local .
Ante este panorama, Gavin Newsom hizo un llamado a la administración federal para que revise los métodos utilizados en los operativos migratorios. “No se puede hablar de seguridad mientras se genera terror en comunidades trabajadoras que han contribuido durante años al desarrollo del estado”, declaró el gobernador. Además, recalcó que California no permitirá que se criminalice a personas por su estatus migratorio y prometió seguir apoyando programas de asistencia legal y protección a inmigrantes.
Por su parte, líderes comunitarios y defensores de los derechos civiles han advertido que las redadas están generando un efecto de “parálisis social”, donde familias completas dejan de enviar a sus hijos a la escuela, acudir a citas médicas o incluso reportar crímenes por temor a ser detectados por las autoridades migratorias. “Esto no solo afecta a los indocumentados, sino a toda la economía local y al sentido de comunidad”, expresó una activista en Los Ángeles.