Londres. – Un gesto protocolar se convirtió en tema viral este martes durante la llegada del presidente francés Emmanuel Macron al Reino Unido. Al descender del avión oficial, el mandatario intentó tomar de la mano a su esposa, Brigitte Macron, pero ella lo ignoró visiblemente, lo que provocó una ola de comentarios en redes sociales y titulares en medios internacionales.
El episodio ocurrió al inicio de la Visita de Estado al Reino Unido, donde Macron y la primera dama fueron recibidos por el Príncipe y la Princesa de Gales como parte del protocolo de bienvenida. Las cámaras captaron el momento exacto en que Brigitte se desvió del intento de contacto de su esposo, mientras ambos caminaban hacia la recepción oficial.
No es la primera vez que un gesto entre la pareja presidencial genera conversación pública. En semanas recientes, durante una visita a Vietnam, se viralizó un video en el que se interpretó que Brigitte le había dado una ligera bofetada al presidente. Macron respondió entonces desmintiendo la versión y calificando la escena como una “broma” sacada de contexto por la prensa.
Hasta el momento, ni el Elíseo ni la oficina de la primera dama han emitido declaraciones sobre este nuevo incidente. Sin embargo, el momento continúa circulando ampliamente en redes, alimentando tanto el humor como las especulaciones sobre la relación entre ambos.
“Un gesto similar ya había generado atención en Vietnam”
Durante una visita oficial a Vietnam semanas atrás, el presidente Emmanuel Macron también fue protagonista de un momento viral cuando una cámara captó lo que algunos interpretaron como un leve manotazo en el rostro por parte de su esposa, Brigitte Macron. El mandatario minimizó el hecho, asegurando que se trató de una escena íntima y relajada entre ambos, sacada de contexto.
“Estábamos riéndonos y relajándonos antes de empezar la gira por el sudeste asiático”, explicó entonces Macron, desestimando cualquier tensión con la primera dama. Aunque el video fue ampliamente difundido en redes sociales, el equipo del Elíseo lo consideró un episodio anecdótico sin importancia política.