El comunicador Luisín Mejía se pronunció este miércoles sobre el controversial proyecto de Código Penal aprobado en segunda lectura por la Cámara de Diputados, destacando la necesidad de avanzar como sociedad sin estancarse en un solo punto del debate.
En sus declaraciones, Mejía defendió el derecho a la diversidad de pensamiento dentro de un Estado democrático, enfatizando que “no eres un anticristo por apoyar las causales” en referencia al aborto en situaciones específicas.
“Debemos dejar correr la libertad”, expresó con firmeza, señalando que apoyar derechos de las mujeres no convierte a nadie en anticatólico ni enemigo de la moral. Mejía reconoció que aunque el proyecto no es perfecto y hay puntos con los que no está de acuerdo, representa una actualización urgente de un código anclado en principios del siglo XIX.
También resaltó que la firma del presidente Abinader será histórica, ya que implica tomar una decisión en medio de posturas encontradas, incluso dentro de su propio hogar y partido. “No podemos dejar la sociedad detenida 15 o 20 años más por una discusión que no encuentra salida”, concluyó el comunicador.
Debate por Código Penal
El debate en torno al nuevo Código Penal de la República Dominicana ha generado una fuerte división social y política debido a varios temas controversiales que contiene o excluye. Aunque se reconoce la necesidad de actualizar un código que data de 1884, sectores de la sociedad consideran que el proyecto aprobado por la Cámara de Diputados en julio de 2025 es regresivo en materia de derechos. Uno de los puntos más debatidos es la exclusión de las tres causales del aborto —riesgo para la vida de la madre, violación o incesto, y malformación incompatible con la vida—, una demanda histórica de organizaciones feministas, sectores progresistas y defensores de derechos humanos.
La ausencia de estas causales ha sido vista por muchos como una violación al derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo en circunstancias extremas. Por otro lado, sectores conservadores, religiosos y algunos legisladores defienden su exclusión bajo argumentos éticos, morales y religiosos, lo que ha convertido el tema en un campo de batalla ideológico. La presión de grupos conservadores y evangélicos ha sido clave para frenar en varias ocasiones intentos de incluir las causales, a pesar de que República Dominicana es uno de los pocos países del mundo donde el aborto está completamente penalizado.
Más allá del tema del aborto, también han surgido cuestionamientos sobre otros aspectos del código, como la ambigüedad en la definición de crímenes de odio, la despenalización del aborto terapéutico, la tipificación de la discriminación, y la inclusión o no de sanciones por corrupción. Esto ha hecho que el debate trascienda el ámbito jurídico y se convierta en un símbolo de la lucha por el tipo de país que los dominicanos quieren construir: uno más apegado a los derechos y libertades individuales o uno regido por normas tradicionales y conservadoras.