Santo Domingo — La senadora Ginette Bournigal criticó duramente al presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, tras sus declaraciones en respuesta a las observaciones hechas por la primera dama Raquel Arbaje y otras mujeres cercanas al presidente Luis Abinader sobre el proyecto de reforma al Código Penal.
“Pacheco olvidó que hablaba de la familia de Abinader”, expresó Bournigal, al considerar que sus palabras fueron desafortunadas y que sonaron más a chantaje político que a un debate de altura. La legisladora valoró el potencial político de Pacheco, pero lamentó su actitud frente a unas opiniones legítimas y necesarias sobre temas que afectan directamente a las mujeres y a la niñez.
La senadora también señaló que el titular de la Cámara Baja se mostró “intolerante” al objetar de forma airada los planteamientos de Arbaje y otras figuras femeninas. “Las damas hablaron con todo su derecho, y esas expresiones de Pacheco no solo son irrespetuosas, sino que contradicen los principios de apertura y escucha que debe tener cualquier líder político”, afirmó.
Debate por Código Penal
El debate en torno al nuevo Código Penal de la República Dominicana ha generado una fuerte división social y política debido a varios temas controversiales que contiene o excluye. Aunque se reconoce la necesidad de actualizar un código que data de 1884, sectores de la sociedad consideran que el proyecto aprobado por la Cámara de Diputados en julio de 2025 es regresivo en materia de derechos. Uno de los puntos más debatidos es la exclusión de las tres causales del aborto —riesgo para la vida de la madre, violación o incesto, y malformación incompatible con la vida—, una demanda histórica de organizaciones feministas, sectores progresistas y defensores de derechos humanos.
La ausencia de estas causales ha sido vista por muchos como una violación al derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo en circunstancias extremas. Por otro lado, sectores conservadores, religiosos y algunos legisladores defienden su exclusión bajo argumentos éticos, morales y religiosos, lo que ha convertido el tema en un campo de batalla ideológico. La presión de grupos conservadores y evangélicos ha sido clave para frenar en varias ocasiones intentos de incluir las causales, a pesar de que República Dominicana es uno de los pocos países del mundo donde el aborto está completamente penalizado.
Más allá del tema del aborto, también han surgido cuestionamientos sobre otros aspectos del código, como la ambigüedad en la definición de crímenes de odio, la despenalización del aborto terapéutico, la tipificación de la discriminación, y la inclusión o no de sanciones por corrupción. Esto ha hecho que el debate trascienda el ámbito jurídico y se convierta en un símbolo de la lucha por el tipo de país que los dominicanos quieren construir: uno más apegado a los derechos y libertades individuales o uno regido por normas tradicionales y conservadoras.