ESCOCIA, REINO UNIDO.- El Tribunal Superior de Livingston ha condenado este lunes a diez años de prisión y cuatro años de libertad supervisada al pastor Walter Masocha, originario de Zimbabue, por ser hallado culpable de múltiples cargos de atentado contra el pudor, agresión sexual e intento de violación.

El líder religioso se aprovechó de la fe de sus feligresas, quienes le entregaban sus cuerpos creyendo que era la voluntad divina.

El caso incluyó tres cargos relacionados con una víctima que consideraba a Masocha como una figura paterna y un cargo adicional vinculado a otra feligresa que buscaba ayuda espiritual. El juez calificó al acusado como un “depredador sexual” que se aprovechaba “indiscriminadamente” de la confianza depositada en él como líder espiritual. Las víctimas, de diversas edades y experiencias, “literalmente adoraban a Masocha, seguras de que era un profeta que podía hacer milagros”, según se expuso en el tribunal.

El juez enfatizó la manipulación ejercida por Masocha, declarando: “Usted les dijo a sus víctimas que habían sido entregadas a usted por Dios, que sus manos y labios eran sagrados y que eran bendecidas de haber sido tocadas por usted. Fue esta creencia que le dio a usted el acceso, pero usted se aprovechó sexualmente de ellas en las maneras y en los momentos que le apetecía hacerlo”.

Durante el juicio, se escucharon testimonios de dos mujeres más, incluyendo una adolescente, quienes relataron haber sufrido abusos sexuales bajo un patrón similar de agresiones oportunistas, explotando siempre la fe de las creyentes.

En cuanto al cargo por intento de violación, el juez subrayó que Masocha no desistió del acto por remordimiento, sino por incapacidad física. Una de las víctimas, actualmente de 58 años, testificó cómo el pastor intentó justificar la agresión al introducirle la mano en los pantalones y tocar sus partes íntimas, aduciendo que estaba “expulsando demonios” de su cuerpo y ofreciéndole bendiciones a cambio.

Walter Masocha negó todos los cargos, culpando a las víctimas y alegando una conspiración en su contra. Sin embargo, el tribunal determinó que no existía evidencia alguna que respaldara sus afirmaciones.