Un número significativo de exmilitares colombianos se ha incorporado a las filas del ejército de Ucrania, luchando junto a la Legión Internacional de Defensa Territorial  incluyendo unidades como la Bolívar Battalion, conformada mayoritariamente por voluntarios sudamericanos.

Impulsados por la búsqueda de mejores ingresos la posibilidad de ganar entre US $3,000 y $5,000 mensuales frente a salarios de menos de US $400 en Colombia muchos veteranos han optado por alistarse en contratos de seis meses para defender Kiev en un contexto bélico cada vez más intenso.

El ministro ruso para las Américas informó de entre 70 y 80 colombianos muertos en combate entre enero y abril de 2025, lo que refleja un éxodo peligroso pero creciente. Según datos disponibles, alrededor de 300 colombianos han perdido la vida desde el inicio del conflicto.

En cambio, el gobierno colombiano ha reafirmado que estas incorporaciones no cuentan con apoyo institucional, y ha presentado al Congreso un proyecto de ley para prohibir que ciudadanos del país actúen como mercenarios en conflictos exteriores.

La naturaleza voluntaria y registrada del alistamiento de estos combatientes lleva a Kiev a considerarlos combatientes legales, una posición que choca con la legislación rusa que los califica como mercenarios.

Opiniones encontradas:

  • Para muchos voluntarios, este rol constituye una oportunidad laboral en ausencia de alternativas viables en su país.

  • Pero organizaciones y autoridades advierten sobre los riesgos extremos y la explotación potencial detrás de estas decisiones individuales.

Mientras tanto, algunos de los colombianos que han regresado del frente relatan experiencias marcadas por el desgaste físico, el trauma psicológico y la desilusión, asegurando que la realidad de la guerra dista mucho de las promesas iniciales. Otros, en cambio, afirman sentirse orgullosos de luchar por una causa que consideran justa. El fenómeno ha despertado un debate nacional sobre los límites del voluntariado militar en conflictos ajenos y el papel que debe asumir el Estado frente a esta creciente participación de ciudadanos en guerras extranjeras.