China ha asegurado este lunes que los países BRICS Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica no buscan una confrontación por los aranceles, luego de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, amenazara con imponer un gravamen adicional del 10% a los Estados que respalden al grupo, calificándolo de “antiestadounidense”.

La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, enfatizó que “las guerras comerciales y arancelarias no tienen ganadores” y que el uso de los aranceles como “herramienta de coacción y presión” es contraproducente para todas las partes, proteccionismo que no favorece a ningún país.

Reiteró que los BRICS son una “plataforma importante de cooperación”, orientada a la apertura, la inclusión y el beneficio mutuo, y aseguró que “no están dirigidos contra ningún país”

Las declaraciones de Beijing llegan en respuesta a la amenaza de Trump de imponer aranceles adicionales del 10% a 15 naciones “alineadas” con los BRICS, en medio de tensiones que se intensificaron tras la cumbre en Río de Janeiro. Pese a las advertencias, China y Rusia han subrayado que el bloque no actúa de manera antagonista hacia terceros países.

Este episodio refuerza la división entre EE.UU. y el creciente impulso del multilateralismo promovido por los BRICS, que representan cerca del 40% del PIB mundial y buscan alternativas a las estructuras globales dominadas por Occidente.

Además, China hizo un llamado al diálogo y al respeto al multilateralismo, instando a Estados Unidos a evitar medidas unilaterales que puedan intensificar tensiones comerciales globales. Pekín reafirmó su compromiso con una economía mundial abierta y equilibrada, subrayando que los BRICS continuarán promoviendo una cooperación inclusiva, sin caer en provocaciones ni responder con hostilidad a las amenazas externas.

En ese sentido, analistas internacionales señalan que la postura moderada de China busca evitar una escalada comercial que afecte tanto a los países BRICS como a la economía global. También interpretan las amenazas de Trump como parte de su estrategia electoral, apelando a un discurso nacionalista y proteccionista de cara a su posible reelección, lo que podría tensar aún más las relaciones entre Washington y las potencias emergentes.