El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, respondió con firmeza a la amenaza del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer un arancel del 50% a los productos brasileños a partir del 1 de agosto, como represalia por el juicio que enfrenta el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro.
Lula da Silva calificó la amenaza como un acto de soberbia y subrayó que “no queremos un emperador. Nuestros países son soberanos”, en clara alusión a la intención de Trump de intervenir en asuntos internos de Brasil a través de medidas económicas punitivas. La declaración fue hecha tras la advertencia de Trump, quien además rechazó el proceso judicial contra Bolsonaro, acusado de supuestamente impulsar un intento de golpe de Estado en Brasilia en 2023, un hecho que dejó heridos y daños materiales graves, y que ha sido comparado con el asalto al Capitolio estadounidense en 2021.
El anuncio de Trump incluye la aplicación de un arancel del 50% a todos los productos brasileños que ingresen a Estados Unidos, incrementando así el impuesto ya existente del 10% impuesto a Brasil y a los países del bloque BRICS, al que Brasil pertenece. Trump ha criticado duramente al bloque, señalándolo como una amenaza para el dólar estadounidense.
La tensión comercial se suma al impacto ya visible en Brasil por la devaluación del real y la caída de la bolsa local, reflejando la preocupación del mercado ante un posible aumento de barreras arancelarias que afectaría las exportaciones brasileñas a Estados Unidos.
En respuesta, Lula da Silva convocó a una reunión de gabinete y anunció que Brasil denunciará a Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) para impugnar la medida. Además, el gobierno brasileño está explorando todas las vías legales posibles para contrarrestar las acciones de Trump.
Mientras tanto, se especula que el propio Jair Bolsonaro podría estar intentando comunicarse con Lula para buscar un acuerdo que evite mayores daños a las relaciones bilaterales y a la economía brasileña.
Este episodio marca un nuevo capítulo en las tensiones entre Brasil y Estados Unidos, en medio de un contexto político complejo que involucra disputas internas y una pugna por la influencia en la región.