Conducir después de consumir alcohol sigue siendo uno de los principales factores de riesgo en las carreteras globales: según datos de la ONU, el alcohol está presente en más del 10 % de las muertes por accidentes de tránsito a nivel mundial.
Esta cifra, preocupante por sí misma, puede ser aún mayor en países con infraestructuras deficientes o altos niveles de siniestralidad vial, como la República Dominicana.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que, anualmente, mueren alrededor de 1,19 millones de personas en accidentes de tráfico, siendo el alcohol una causa clave entre ellas . Adicionalmente, en 2019 se registraron unos 298 000 fallecimientos relacionados con choques donde al menos uno de los conductores había ingerido alcohol, de los cuales 156 000 fueron causados por la bebida de terceros.
Las estadísticas de España refuerzan esta tendencia: en 2023 el alcohol estuvo presente en el 26 % de los accidentes mortales de tráfico.
Asimismo, campañas recientes de la DGT realizan hasta 30 000 controles diarios durante períodos críticos, buscando disminuir aún más esta cifra.
Expertos insisten en que la única tasa segura es 0,0 %, ya que incluso pequeñas cantidades de alcohol aumentan el riesgo de siniestros debido a la alteración de la percepción, reflejos y capacidad de juicio.
Diversas organizaciones internacionales, como la ONU y la OMS, promueven campañas de concienciación y refuerzan las sanciones a conductores ebrios. El “Pacto Nacional por la Seguridad Vial” en la República Dominicana también se alinea con estas iniciativas, con el objetivo de reducir a la mitad los muertos y lesionados en carretera para 2030