La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, anunció hoy que el despliegue de fuerzas militares y de la Guardia Nacional en la ciudad se ha reducido significativamente en las últimas semanas. Según funcionarios municipales, la retirada obedece a una notable mejora en los índices de seguridad pública, permitiendo que las fuerzas de defensa regresen a bases sin comprometer el bienestar de la población.
Durante una conferencia de prensa realizada en el Ayuntamiento, la alcaldesa Bass señaló que “esta reducción es un claro indicio de que las estrategias locales de prevención del crimen han tenido éxito, y que podemos confiar en nuestras fuerzas policiales para mantener el orden sin necesidad de una intervención militar excesiva”.
El gobierno municipal presentó datos que muestran una caída del 25 % en los delitos violentos en las últimas seis semanas, junto con una reducción en los arrestos relacionados con disturbios civiles. La alcaldesa añadió que esta tendencia positiva “fortalece la confianza de los ciudadanos en las instituciones civiles y promueve un ambiente de convivencia pacífica en todos los barrios”.
Autoridades de seguridad locales destacaron que la colaboración entre policía, organizaciones comunitarias y el Ayuntamiento ha sido fundamental. Se han implementado iniciativas como patrullajes comunitarios, programas de mediación en zonas conflictivas y actividades de rehabilitación para jóvenes en riesgo.
La retirada gradual de la Guardia Nacional, iniciada a principios de julio, ocurre en un contexto en el que la administración municipal ya planifica nuevas medidas para sostener los avances: mayor presencia policial en puntos clave, instalación de cámaras de vigilancia y expansión de centros de atención comunitaria.
La alcaldesa también enfatizó que la reducción de la presencia castrense no significa debilidad institucional, sino todo lo contrario: “Estamos demostrando que una ciudad puede ser segura con justicia social, con diálogo comunitario y con inversión en prevención”. Bass adelantó que en los próximos meses se reforzarán programas sociales y educativos en los barrios más vulnerables, con el objetivo de atacar las causas estructurales de la violencia.