Por tercer día consecutivo, Israel e Irán se han enfrascado en un intenso intercambio de misiles que ha dejado múltiples muertos y heridos en ambos países. En ciudades como Haifa, paramédicos israelíes trabajan contra el tiempo para rescatar sobrevivientes de los escombros, mientras que en zonas residenciales del país, edificios enteros han sido reducidos a ruinas tras los impactos de los proyectiles iraníes.

Del otro lado del conflicto, Irán también enfrenta severos daños tras los bombardeos israelíes. En Teherán, explosiones en instalaciones petroleras han generado incendios de gran magnitud y destrucción generalizada. Equipos de emergencia iraníes continúan las labores de rescate en busca de víctimas entre los restos de estructuras colapsadas, en medio de un clima de tensión e incertidumbre creciente.

En medio de esta escalada, el expresidente Donald Trump emitió un mensaje en su red social afirmando que “pronto tendremos paz entre Israel e Irán”, aunque fuentes de alto nivel citadas por NBC News revelaron que Trump rechazó recientemente un plan de Israel para asesinar al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei. Esta revelación fue comentada en una entrevista de Fox News al primer ministro israelí, quien no negó el informe, pero calificó las conversaciones al respecto como “falsas”.

Expertos en seguridad internacional advierten sobre la ambivalencia del gobierno estadounidense en este conflicto. Analistas consideran que Estados Unidos, pese a sus declaraciones, mantiene una estrecha relación con Israel y su papel podría inclinar el equilibrio regional. En declaraciones a ABC News, Trump también señaló que aunque EE.UU. no está directamente involucrado en los ataques actuales, “es posible que se involucre” si la situación lo requiere, lo que aumenta las alarmas sobre una eventual expansión del conflicto.

La tensión global ha aumentado con estas revelaciones, generando preocupación en la comunidad internacional ante la posibilidad de que el conflicto escale a una guerra regional de mayores proporciones. Organismos multilaterales han comenzado a emitir llamados urgentes al cese de hostilidades y a la apertura de canales diplomáticos para evitar un enfrentamiento directo entre potencias con amplio poderío militar.

Mientras tanto, miles de civiles en ambas naciones viven bajo constante amenaza, con refugios abarrotados y cortes de energía en zonas afectadas. La comunidad internacional observa con inquietud, mientras crecen los temores de que cualquier movimiento en falso o decisión política apresurada pueda desencadenar una catástrofe en el ya inestable equilibrio del Medio Oriente.