El presidente de EE. UU., Donald Trump, aseguró que los recientes ataques aéreos contra instalaciones nucleares en Irán han “obliterado” el programa nuclear iraní, calificando la operación como un éxito rotundo. Sin embargo, un informe preliminar de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) contradice esta afirmación, sugiriendo que los ataques solo retrasaron el programa nuclear iraní por algunos meses, sin destruirlo por completo.

Los ataques, ejecutados el 22 de junio de 2025 bajo la operación “Midnight Hammer”, consistieron en el lanzamiento de bombas GBU-57A/B de 30,000 libras sobre las instalaciones de Fordow, Natanz e Isfahan. Aunque el gobierno de EE. UU. y la Comisión de Energía Atómica de Israel informaron que estas instalaciones sufrieron daños significativos, el informe de la DIA indica que las infraestructuras subterráneas clave, como los centrifugadores y las reservas de uranio enriquecido, no fueron destruidas y podrían reactivarse en pocos meses.

El presidente Trump descalificó el informe de la DIA, calificándolo de “noticias falsas” y reafirmando su postura de que las instalaciones nucleares iraníes han sido “completamente destruidas”. Por otro lado, el director de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, ha solicitado acceso inmediato a las instalaciones iraníes para evaluar el daño real, mientras que Irán ha suspendido su cooperación con la agencia, citando la falta de condena a los ataques.

Este desacuerdo entre las declaraciones oficiales y los informes de inteligencia ha generado incertidumbre sobre el impacto real de los ataques y ha complicado los esfuerzos diplomáticos para abordar la cuestión nuclear iraní. Mientras tanto, se mantiene una frágil tregua entre Irán e Israel, aunque las tensiones persisten en la región.

Expertos en seguridad internacional advierten que, aunque los ataques hayan causado daños materiales, la resiliencia del programa nuclear iraní se debe en gran parte a su infraestructura subterránea y a la dispersión de sus actividades en múltiples sitios. Esto dificulta la eliminación completa y rápida del arsenal, y podría incluso motivar a Irán a acelerar su desarrollo nuclear en represalia. Además, las sanciones económicas y la presión diplomática siguen siendo herramientas clave para intentar frenar sus ambiciones nucleares.

En medio de esta situación, la comunidad internacional muestra preocupación por una posible escalada militar en la región, donde ya existe un delicado equilibrio de poder. Las potencias mundiales han llamado a la prudencia y al diálogo, enfatizando que cualquier acción unilateral puede poner en riesgo la estabilidad regional y global. La incertidumbre sobre el estado real del arsenal iraní aumenta la tensión y complica la posibilidad de retomar negociaciones de paz y desarme.