¡Nunca es tarde! Abuela hispana logra título universitario a los 90 años.
Temecula, California.- La emoción en el rostro de Rita Hernández era imposible de ocultar mientras encabezaba la procesión de nuevos graduados del Colegio San Jacinto en Temecula. Con toga, birrete y el aplauso de estudiantes y familiares, esta abuela hispana de 90 años se convirtió en símbolo de perseverancia, demostrando que nunca es tarde para perseguir los sueños que una vez parecieron inalcanzables. Rita obtuvo su título de Asociado en Artes, una meta que había quedado en pausa desde que se graduó de la secundaria en 1952.
“Nunca me imaginaba que iba a pasar un día tan feliz. Imagínese usted, a los 90 años, entre toda esa juventud… y yo estaba ahí”, dijo emocionada tras la ceremonia. Su historia comienza en Puerto Rico, donde nació, y continúa en Nueva York, donde fue criada por su abuela, María de la Cruz. De ella aprendió valores como la honestidad y el amor por su tierra. Pero su vida dio un giro cuando, con solo 17 años, se casó dos semanas después de terminar la secundaria. Cinco días más tarde, ya estaba criando una familia.
Durante décadas, Rita se dedicó a su hogar. Se mudó con su esposo y sus tres hijos a California hace más de 60 años. Allí construyó una familia que hoy incluye 12 nietos y siete bisnietos. Y fueron precisamente ellos quienes la motivaron a regresar a la escuela, convencidos de que aún tenía mucho por aprender y compartir. “Yo pasaba horas frente a la computadora. A veces hasta las dos o las tres de la mañana. A veces lloraba un poquito, pero seguía”, contó Rita sobre su proceso como estudiante.
Lo que para algunos pudo parecer una locura, se transformó en una historia de inspiración. Su nuera relató que incluso después de someterse a una cirugía por cáncer, Rita no detuvo sus estudios. Dos días después de la operación, asistió al concierto de uno de sus artistas favoritos, Marc Anthony. “Y ahora estoy encantada con Bad Bunny”, comentó entre risas, mostrando que el entusiasmo y el amor por la vida no tienen edad.
Más allá de los libros y las tareas, la experiencia universitaria fue profundamente transformadora. Sus compañeros de clase no solo la vieron como una estudiante más, sino como una guía. “Ella representa todo lo que queremos en esta institución. Una mente curiosa, resiliente y comprometida con aprender”, expresó uno de sus profesores.
Para Rita Hernández, estos dos años de estudios fueron el cumplimiento de una promesa personal. Con su diploma en mano, ahora mira al futuro con la satisfacción de haber cerrado un capítulo pendiente y con la esperanza de que su historia sirva de ejemplo a nuevas generaciones. “La experiencia fue maravillosa, pero ya terminé… como dice Marc Anthony, me voy a gozar mi gente”, concluyó con una sonrisa y el corazón lleno de gratitud.