Las autoridades chinas evacuaron a más de 80.000 personas en la provincia de Guizhou, en el suroeste del país, debido a las intensas inundaciones provocadas por lluvias torrenciales. Los condados más afectados, Rongjiang y Congjiang, activaron la alerta máxima de emergencia, mientras equipos de rescate trabajaban contrarreloj para salvar vidas y evitar mayores pérdidas materiales.

En el condado de Rongjiang, alrededor de 48.900 personas fueron evacuadas, mientras que en Congjiang otras 32.000 tuvieron que ser trasladadas a zonas seguras. Las operaciones se realizaron utilizando embarcaciones, maquinaria pesada y personal especializado, dada la magnitud del desbordamiento de ríos y la acumulación de agua en áreas urbanas y rurales.

El río Duliu, que atraviesa Rongjiang, se desbordó hasta alcanzar 6,68 metros por encima del nivel de alerta, lo que provocó graves daños en infraestructuras locales. Una de las escenas más impactantes fue la inundación completa del estadio donde se celebraba el popular torneo de fútbol rural “Cun Chao”, cuyas instalaciones quedaron bajo más de tres metros de agua.

Al menos seis personas perdieron la vida como consecuencia directa de las inundaciones, según confirmaron las autoridades locales. También se reportaron derrumbes de puentes, cortes de carreteras y la suspensión de servicios públicos, aunque no se han registrado más víctimas por estos daños colaterales.

Para mitigar la crisis, el gobierno central movilizó ayuda humanitaria urgente, incluyendo 30.000 botellas de agua potable y 10.000 raciones de comida rápida, que fueron enviadas a las zonas afectadas por trenes de alta velocidad y vía terrestre. También se han desplegado equipos médicos y psicológicos para asistir a los damnificados.

Las autoridades meteorológicas han advertido que una nueva depresión tropical podría impactar el sur de China en los próximos días, con riesgo de agravar la situación en provincias como Guizhou, Guangdong y Hunan. El gobierno ha reiterado su compromiso de fortalecer los sistemas de prevención ante eventos climáticos extremos, cada vez más frecuentes en el país.