“Con mi sueldo mis hijos tendrán lo que no podía”: madre de escasos recursos, llora de alegría al recibir su nombramiento en Azua.

AZUA.– Con lágrimas de felicidad y un corazón desbordado de gratitud, Génesis Aranza Valdés, una madre de escasos recursos de tres hijos, celebró la noticia que le cambió la vida: su nombramiento como conserje por parte del Ministerio de Educación.

En su modesta vivienda, ubicada en un sector vulnerable de la provincia de Azua, la mujer recibió el telegrama oficial que le garantiza por primera vez un ingreso estable.

“Con mi sueldo ahora mis hijos van a obtener lo que no podía darles”, expresó entre sollozos Génesis, quien durante años sostuvo a su familia trabajando de manera informal en centros educativos por apenas 300 pesos al día. “Mis niños han pasado mucha hambre… Hasta coditos hervidos he tenido que darles. Y a veces, hasta pedir comida, me ha tocado”, relató.

Su historia, marcada por la pobreza y el sacrificio, se hizo viral meses atrás, cuando el director del Distrito Educativo 03-01, Víctor Araujo, conoció su caso y decidió llevarle una cena de Nochebuena. Aquel gesto sembró una esperanza en Génesis, que hoy florece con esta oportunidad laboral.

“Hoy le entregamos más que un papel: le entregamos dignidad, justicia y esperanza para su familia”, expresó Araujo al hacer entrega del nombramiento, destacando que el compromiso del Ministerio va más allá de la educación, abrazando también la justicia social.

La historia de Génesis no solo refleja un triunfo personal, sino también un ejemplo inspirador de que los sueños sí se cumplen, y de que, aun en medio de la adversidad, hay espacio para la esperanza.

Vulnerabilidad sin empleo en RD

En la República Dominicana, miles de personas en situación de vulnerabilidad enfrentan diariamente el desafío de sobrevivir sin un empleo formal que les garantice ingresos estables. Esta realidad afecta con mayor fuerza a mujeres solteras, madres de familia, jóvenes sin acceso a educación técnica, y adultos mayores, quienes muchas veces dependen del “día a día” para cubrir necesidades básicas como la alimentación, el transporte o la vivienda.

La falta de oportunidades, combinada con la escasez de programas de apoyo sostenibles, mantiene a estas poblaciones en un ciclo de pobreza que se hereda de generación en generación.

Aunque existen iniciativas públicas y privadas enfocadas en la inclusión laboral y el alivio de la pobreza, muchas personas aún quedan fuera por la falta de conexiones, documentación adecuada o simplemente por residir en zonas remotas.

La informalidad domina gran parte del mercado laboral, dejando a millones sin acceso a seguridad social ni prestaciones. Esta situación no solo limita el desarrollo individual, sino que también perpetúa las desigualdades sociales que frenan el progreso del país.