Julio Martínez Pozo asegura a los demás países no le interesa el avance ni la situación en Haití.

El comunicador Julio Martínez Pozo aseguró este lunes que la crisis haitiana se ha convertido en un problema exclusivamente dominicano, ya que —según sus palabras— al resto del mundo “no le interesa” la situación en Haití.

Durante su intervención en el programa El Sol de la Mañana, Pozo criticó que los países con mayor capacidad de influencia, como Estados Unidos, han optado por ignorar el colapso institucional y social de Haití, lo que deja a la República Dominicana como única nación verdaderamente preocupada por el impacto de esa inestabilidad. “Esa crisis está en manos de dos países: uno que no puede hacer nada, que es Haití, y otro que es el más afectado, que es la República Dominicana”, expresó.

Pozo también advirtió que los nuevos conflictos internacionales, como los movimientos geopolíticos en Medio Oriente y Asia, desplazan aún más la atención internacional de la situación en Haití, dejando al país caribeño “donde siempre ha estado: solo”.

El comunicador calificó la situación como una amenaza directa para la seguridad y estabilidad de República Dominicana, señalando que mientras el caos crece en Haití, la comunidad internacional permanece indiferente.

Además, enfatizó que esa falta de acción representa no solo un problema para la isla, sino también para la seguridad de naciones como Estados Unidos, aunque “ni siquiera ellos lo entienden”, sentenció.

Situación en Haití

Actualmente, Haití atraviesa una de las peores crisis políticas, humanitarias y de seguridad de su historia reciente. El país caribeño se encuentra prácticamente sin gobierno formal desde la renuncia del primer ministro Ariel Henry en marzo de 2024, en medio de una escalada de violencia protagonizada por pandillas armadas que controlan buena parte del territorio, incluyendo zonas de la capital, Puerto Príncipe. Estas bandas han colapsado las instituciones, atacado estaciones de policía, liberado presos y forzado a más de 300,000 personas a desplazarse internamente.

A pesar de los intentos de la comunidad internacional por coordinar una misión de apoyo liderada por Kenia con respaldo de la ONU, la implementación ha sido lenta y enfrenta desafíos logísticos y políticos. Mientras tanto, la población sufre una grave escasez de alimentos, medicamentos y servicios básicos, con un sistema de salud colapsado y miles de niños en riesgo de desnutrición. La inseguridad y el desgobierno han generado una crisis migratoria regional, afectando directamente a la vecina República Dominicana, que ha endurecido sus controles fronterizos ante el temor de una oleada de desplazados.