Un juez de la Oficina Judicial de Servicios de Atención Permanente impuso tres meses de prisión preventiva como medida de coerción contra Alcibíades Encarnación Lebrón, acusado de raptar y agredir físicamente a una niña de seis años con condición de autismo.

El hecho, que ha generado indignación en la comunidad, ocurrió el pasado domingo en la calle Estrelleta, según informó la Policía Nacional mediante una nota oficial. De acuerdo con el informe, Encarnación Lebrón habría confesado el crimen durante los interrogatorios realizados por las autoridades.

No obstante, durante su comparecencia ante el tribunal, Encarnación Lebrón, se declaró inocente de los cargos que se le imputan. La medida de coerción fue dictada mientras avanza la fase de investigación, y el acusado deberá cumplir la prisión preventiva en el Centro de Corrección y Rehabilitación de San Juan.

Violencia infantil en RD

La violencia infantil en República Dominicana sigue siendo una problemática alarmante, manifestándose en diversas formas como el maltrato físico, emocional, negligencia y abuso sexual. Casos como el del niño Carlos Daniel, fallecido tras presentar signos de golpes, quemaduras y asfixia, evidencian la vulnerabilidad de la niñez en contextos familiares donde, en lugar de protección, encuentran agresión. A pesar de los esfuerzos institucionales, muchos menores continúan siendo víctimas en silencio, sin acceso a mecanismos eficaces de denuncia y protección.

En cuanto a la penalización, el Código Penal dominicano contempla sanciones por maltrato infantil bajo figuras como violencia intrafamiliar y homicidio voluntario o involuntario, dependiendo del caso. La Ley 136 03, que rige el Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y Adolescentes, establece la obligación del Estado de proteger a la niñez contra cualquier forma de abuso.

Sin embargo, la aplicación de estas leyes suele verse obstaculizada por deficiencias en los procesos judiciales, la falta de seguimiento de los casos y una cultura de silencio que impide denunciar a los agresores.