La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) ha emitido una advertencia contundente: la temporada de huracanes en el Atlántico 2025, que inicia el 1 de junio, podría ser una de las más activas registradas en los últimos años. Según el pronóstico oficial publicado el 22 de mayo, hay un 60 % de probabilidad de que la temporada sea más intensa de lo normal, con estimaciones de entre 13 y 19 tormentas con nombre, de las cuales entre 6 y 10 podrían convertirse en huracanes, y hasta 5 alcanzar la categoría de huracanes mayores (categoría 3 o más).
Las condiciones oceánicas actuales alimentan esta alerta: temperaturas superficiales más cálidas de lo habitual en el Atlántico y el Caribe, menor cizalladura del viento, y una mayor actividad del monzón africano, que suele originar las ondas tropicales que derivan en ciclones. La NOAA también anunció mejoras tecnológicas, como la actualización del modelo HAFS, lo que permitirá una mayor precisión en las predicciones de trayectoria e intensidad de los huracanes. Con estos datos en mano, las autoridades llaman a la preparación inmediata de la población ante una temporada potencialmente devastadora.
Ante la amenaza de huracanes, es esencial que las familias elaboren un plan de emergencia que incluya rutas de evacuación, puntos de encuentro seguros y una mochila con suministros básicos como agua, alimentos no perecederos, linternas, baterías, medicamentos y documentos importantes. Asegurar puertas, ventanas y techos, así como mantener limpio el entorno para evitar obstrucciones en desagües y alcantarillas, puede marcar la diferencia ante el impacto de fuertes lluvias y vientos.
Además, es fundamental mantenerse informado a través de fuentes oficiales como el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) y los boletines meteorológicos emitidos por las autoridades. Evitar, cruzar ríos o zonas inundadas, desconectar equipos eléctricos durante tormentas, y colaborar con vecinos en situaciones de riesgo son medidas que ayudan a proteger vidas y bienes. La prevención y la preparación son las mejores herramientas para reducir los efectos de estos fenómenos naturales.