La propuesta de la diputada del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Altagracia de los Santos, de crear un Ministerio del Hombre con el objetivo de combatir la violencia intrafamiliar desde la raíz, ha desatado un amplio rechazo entre psicólogos, representantes de la sociedad civil y legisladores, quienes consideran la iniciativa innecesaria y poco viable.
La diputada sostiene que el proyecto de la creación de un Ministerio del Hombre, busca transformar la estructura familiar mediante un enfoque en la salud mental masculina y el desarrollo de políticas públicas preventivas. Sin embargo, sus declaraciones no han logrado convencer a expertos ni a representantes institucionales.
“Más que seguir creando estructuras independientes, debemos avanzar hacia una gestión más eficiente del Estado”, afirmó el presidente del Senado, Ricardo de los Santos, quien calificó la propuesta como inoportuna y sugirió, en cambio, la creación de un Ministerio de la Familia que integre los esfuerzos de las entidades encargadas de asuntos sociales, como la mujer y la juventud.
Desde el ámbito de la salud mental, psicólogos han cuestionado la efectividad del nuevo ministerio, señalando que ya existen instituciones responsables de atender las problemáticas que la legisladora pretende abordar, pero que no han logrado resultados significativos por falta de coordinación y recursos.
La sociedad civil también ha reaccionado con reservas. Rosalía Sosa, reconocida activista y académica, declaró que “el problema no es crear más estructuras, sino garantizar que las actuales funcionen y den resultados reales”.
El Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE) valoró la intención de la legisladora, pero consideró que la iniciativa fue “una movida apresurada”. A juicio del organismo religioso, lo más sensato sería consolidar un Ministerio de la Familia que abarque todas las dinámicas del hogar, optimizando recursos y reduciendo la burocracia.
A pesar de las críticas, Altagracia de los Santos defendió su iniciativa alegando que se trata de un esfuerzo por lograr una sociedad más inclusiva y empática, enfocándose en la prevención y educación del hombre como actor clave en la armonía familiar.
A medida que el debate se intensifica, la propuesta parece carecer de respaldo suficiente dentro del Congreso y la opinión pública, en un país donde el reclamo principal sigue siendo la eficiencia institucional más que la expansión del aparato gubernamental.
Violencia de género masculina
Aunque la violencia de género afecta mayoritariamente a mujeres, también existen casos en los que los hombres son víctimas, una realidad muchas veces invisibilizada por estigmas sociales y prejuicios culturales. En muchos países, los hombres que sufren maltrato físico, psicológico o emocional por parte de sus parejas enfrentan barreras para denunciar, ya sea por vergüenza, temor a no ser tomados en serio o falta de recursos institucionales especializados en atender sus casos.
Este tipo de violencia puede manifestarse a través del control económico, humillaciones, amenazas con alejar a los hijos, e incluso agresiones físicas. La ausencia de políticas públicas orientadas a visibilizar y atender esta problemática contribuye al silencio de muchas víctimas masculinas. Reconocer y abordar la violencia de género contra los hombres no resta importancia a la lucha por los derechos de las mujeres, sino que amplía el enfoque hacia una verdadera equidad en la prevención y atención de todas las formas de violencia.
