En una nueva muestra de tensión entre Rusia y Occidente, el presidente Vladímir Putin afirmó este lunes que su gobierno tomará medidas para “estrangular” a las empresas extranjeras que todavía operan en territorio ruso. Durante una reunión con empresarios en el Kremlin, Putin aseguró que es momento de actuar con reciprocidad ante la presión internacional que, según él, busca “estrangular” la economía rusa.
“Deberían ser reprimidos. Estoy totalmente de acuerdo. Lo digo sin dudarlo, porque están intentando estrangularnos. Así que deberíamos responder de la misma manera, eso es todo”, dijo el mandatario ante representantes del sector industrial ruso. La advertencia está dirigida especialmente a compañías tecnológicas occidentales como Microsoft y Zoom, que aún mantienen operaciones parciales en Rusia, a pesar de la retirada de muchas firmas tras la invasión a gran escala de Ucrania en 2022.
Putin justificó su postura asegurando que, en su momento, Rusia no molestó ni expulsó a estas empresas, pero que ante las sanciones recientes de la Unión Europea —el paquete número 17— y los llamados a más presión desde Estados Unidos, ya no hay margen para la pasividad. “Quieren estrangular a Rusia, y si esa es la intención, entonces debemos estrangular nosotros también”, enfatizó. Aunque no ofreció detalles sobre las medidas concretas, sus palabras apuntan a una posible ofensiva económica directa contra las compañías que aún mantienen vínculos con el mercado ruso.
Contexto
Desde el inicio de la guerra en Ucrania en febrero de 2022, miles de empresas occidentales anunciaron su retiro parcial o total del mercado ruso como parte de una respuesta coordinada a la invasión. Sin embargo, no todas abandonaron el país: algunas redujeron sus operaciones sin cesarlas por completo, y otras optaron por mantenerse bajo un perfil bajo. Este comportamiento ha sido criticado tanto por gobiernos occidentales como por sectores rusos que consideran que esas compañías se han beneficiado de una situación de ambigüedad comercial. El Kremlin, por su parte, había mantenido hasta ahora una postura permisiva, permitiéndoles continuar sus actividades sin mayores obstáculos legales.
Pero el endurecimiento de las sanciones occidentales, especialmente desde la Unión Europea y con el apoyo de Estados Unidos, parece haber sido el detonante para el cambio de tono del presidente ruso. La semana pasada, Bruselas anunció un nuevo paquete de medidas restrictivas —el número 17 desde que inició el conflicto— dirigido a presionar aún más la economía rusa, afectando sectores clave como tecnología, energía y finanzas. En este contexto, Putin ha decidido pasar a la ofensiva, utilizando un lenguaje abiertamente hostil y amenazando con “estrangular” a las compañías occidentales que aún operan en el país, en un intento por enviar un mensaje de firmeza tanto a sus adversarios internacionales como a sus aliados internos.