Residentes del sector Villa Duarte, en Santo Domingo Este, denunciaron este miércoles que cada vez que llueve, una cañada que atraviesa la zona se desborda, provocando inundaciones en viviendas y calles, así como malos olores y la propagación de enfermedades. La situación se agrava con la llegada de la temporada ciclónica, que oficialmente inicia el 1 de junio, y que este año se pronostica como una de las más activas en décadas debido al cambio climático.
Vecinos del lugar explicaron que han reportado el problema en varias ocasiones a las autoridades, pero aseguran que no han recibido respuesta ni soluciones concretas. “Vivimos con miedo cada vez que llueve. Esta cañada se desborda y entra el agua sucia a las casas. Ya no aguantamos más”, expresó doña Carmen Rodríguez, una de las afectadas.
La situación se vuelve aún más preocupante ante las proyecciones de expertos como el meteorólogo John Morales, quien advirtió sobre el aumento en la intensidad de los huracanes debido al cambio climático. Morales explicó que fenómenos como este se intensifican de manera vertiginosa, lo que representa un peligro aún mayor para comunidades vulnerables como Villa Duarte.
Las autoridades del Centro de Operaciones de Emergencias (COE) y del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) afirmaron que han estado trabajando en planes preventivos para zonas vulnerables como el Bajo Yuna, María Trinidad Sánchez y otras, pero los residentes de Villa Duarte exigen que su situación también sea priorizada antes de que ocurra una tragedia mayor.
Los comunitarios aseguran que la falta de mantenimiento a la cañada y la acumulación de basura contribuyen al desborde. “Aquí no recogen la basura con frecuencia, y mucha gente la lanza a la cañada. Eso tapa el desagüe y cuando cae un aguacero, se nos mete todo el lodo a la casa”, denunció Miguel Santos, otro residente afectado. Piden al Ayuntamiento de Santo Domingo Este y al Ministerio de Obras Públicas una intervención urgente para limpiar y canalizar la cañada, así como mejorar el sistema de drenaje pluvial.
Además del daño material, los moradores temen por su salud, ya que tras cada desborde aumentan los casos de enfermedades gastrointestinales, fiebres y erupciones en la piel, especialmente en niños y envejecientes. “Los muchachos se nos enferman con cada lluvia, y en los centros de salud nos dicen que es por el agua contaminada”, indicó una madre de tres niños. A pocos días de iniciar oficialmente la temporada ciclónica, los residentes hacen un llamado desesperado al Gobierno para que no los deje solos ante el peligro.
