El Papa León XIV ha protagonizado este lunes la tercera visita sorpresa de su pontificado, al presentarse de manera inesperada en dos lugares cargados de significado personal y espiritual. El Sumo Pontífice acudió primero a la sede del Dicasterio para los Obispos, donde ejerció como prefecto antes de ser elegido como sucesor de Francisco. Allí celebró una misa junto al personal y compartió momentos de oración en privado.

Posteriormente, León XIV se dirigió a la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma, donde miles de fieles lo esperaban para un breve pero emotivo encuentro. Frente a la tumba del apóstol San Pablo, el Papa rezó y pidió públicamente la gracia para ejercer su pontificado con fidelidad y entrega.

Estas visitas no anunciadas han marcado el estilo pastoral cercano y espiritual del nuevo Papa, que ha buscado mantener el contacto directo con las instituciones y lugares que han sido claves en su trayectoria dentro de la Iglesia.

Durante su breve homilía en la Basílica de San Pablo Extramuros, León XIV resaltó la figura del apóstol como un ejemplo de entrega total a la misión evangélica. “Pido al Señor la gracia de tener el mismo ardor apostólico de San Pablo, de no cansarme nunca de anunciar a Cristo con palabras, gestos y silencios”, expresó con profunda emoción ante los fieles que colmaron el templo.

El Papa también compartió algunos recuerdos personales de su tiempo como prefecto del Dicasterio para los Obispos, donde dijo haber aprendido “el valor de la escucha, el discernimiento y la colegialidad episcopal”. Agradeció al personal del dicasterio por su trabajo discreto pero fundamental en la vida de la Iglesia, y les animó a seguir colaborando con humildad y sabiduría en la formación de pastores según el corazón de Cristo.

Esta tercera visita sorpresa refuerza la imagen de un pontífice cercano, con una fuerte dimensión espiritual y pastoral, que no olvida sus raíces ni los espacios donde forjó su vocación de servicio. León XIV continúa consolidando su estilo como un líder sereno, austero y profundamente conectado con el corazón del pueblo de Dios.