El presidente Donald Trump sacudió los mercados este viernes tras lanzar una nueva amenaza de aranceles, esta vez dirigida directamente a Apple. A través de su red social, Trump exigió que los iPhone vendidos en Estados Unidos sean fabricados en territorio nacional. “No en India u otro lugar. Si no es el caso, deben pagar un arancel de al menos 25 %”, publicó. La declaración bastó para que Wall Street pasara de las ganancias a las pérdidas, con las acciones de Apple cayendo un 3 %, lo que representó una pérdida de valor de 100,000 millones de dólares para la compañía.
El exmandatario aseguró sentirse traicionado por el liderazgo de Apple, en especial por su CEO, Tim Cook, con quien ha sostenido reuniones frecuentes desde su paso por la Casa Blanca. “Había acordado con Tim que él no haría esto”, reprochó Trump, refiriéndose al traslado de parte de la producción a India, como reveló recientemente el Financial Times. A pesar de la presión, Apple optó por no comentar públicamente las declaraciones.
Analistas de Wall Street califican como inviable, desde el punto de vista comercial, la fabricación de un iPhone 100 % estadounidense. Diversos estudios estiman que un teléfono ensamblado completamente en EE. UU. podría costar entre 2,000 y 3,000 dólares. Para muchos consumidores, ese precio sería prohibitivo. “Yo no pagaría más de 1,500. ¡3,000 es imposible!”, expresó un comprador, reflejando el sentir general de los usuarios.
Además de Apple, Trump también apuntó a otras marcas como Samsung, y advirtió sobre un posible arancel adicional del 50 % para productos importados desde Europa a partir del 1 de junio. Esta declaración provocó caídas en las principales bolsas del viejo continente, generando nerviosismo entre inversionistas y fabricantes globales que temen una nueva ola de tensiones comerciales impulsadas por la retórica proteccionista del exmandatario.