Tel Aviv – Tras 583 días de angustia, lágrimas y resistencia, finalmente se produjo un emotivo reencuentro que ha dado la vuelta al mundo. Idan Alexander, el joven soldado israelí de 21 años y último rehén con nacionalidad estadounidense en manos de Hamas, fue liberado y entregado a la Cruz Roja Internacional, poniendo fin a un largo y doloroso capítulo de su vida.
La escena conmovió profundamente a Israel: en un hospital de Tel Aviv, Alexander fue recibido entre lágrimas, abrazos y oraciones por su familia, quienes no perdieron la fe desde aquel fatídico 7 de octubre de 2023, cuando fue secuestrado durante el ataque de Hamas. Su imagen fundido en un abrazo con sus seres queridos se ha convertido en símbolo de esperanza para miles de familias que aún esperan por respuestas.
El joven fue sometido a una revisión médica para evaluar su estado de salud tras pasar más de 19 meses en condiciones desconocidas dentro de Gaza. Aunque visiblemente agotado, fuentes médicas indicaron que se encuentra estable y en recuperación física y emocional.
La liberación de Idan Alexander marca un momento clave en las negociaciones humanitarias en curso, y reaviva la presión internacional para que se continúe trabajando por la liberación de los rehenes restantes y la búsqueda de una solución duradera al conflicto en la región.
La liberación fue posible gracias a la mediación de Egipto y Qatar, en coordinación con organismos internacionales, que durante semanas mantuvieron conversaciones secretas con el ala política de Hamas. Fuentes diplomáticas aseguran que la presión ejercida por Estados Unidos fue determinante para que se lograra este gesto humanitario. El presidente Joe Biden celebró la noticia en un comunicado, reafirmando su compromiso con la liberación de todos los ciudadanos estadounidenses retenidos en el extranjero y agradeciendo a los aliados que contribuyeron al proceso.
Mientras tanto, en Israel, la liberación de Alexander reaviva el debate sobre el manejo del gobierno respecto a los secuestros y el conflicto con Hamas. Organizaciones de familiares de rehenes exigieron al primer ministro Benjamín Netanyahu redoblar esfuerzos para ubicar a los que aún permanecen desaparecidos o cautivos. La liberación de Idan, aunque celebrada con alegría, también deja en evidencia el dolor persistente de una nación que sigue marcada por la violencia y la incertidumbre.