Este jueves, el presidente Luis Abinader recibió las cartas credenciales de Emmanuel Fritz Longchamp, nuevo embajador de Haití en la República Dominicana, durante una ceremonia oficial celebrada en el Salón de Embajadores del Palacio Nacional. La designación de Longchamp marca el restablecimiento formal de la representación diplomática haitiana en el país, tras permanecer vacante desde el año 2022.
La ausencia de un embajador de Haití en suelo dominicano se produjo luego de la destitución de Smith Augustin, en medio de tensiones bilaterales entre ambos países. Longchamp, nombrado en febrero de este año como embajador extraordinario y plenipotenciario, asume el cargo en un contexto regional complejo, en el que se busca fortalecer el diálogo diplomático y la cooperación entre ambas naciones.
Durante el acto, otros seis embajadores también presentaron sus credenciales ante el jefe de Estado, acompañado por el canciller Roberto Álvarez. Se trata de los representantes diplomáticos de Chile (Iván Andrés Favereau Urquiza), Rusia (Alexey Victorovich Seredin), Georgia (Zaza Gabunia), Kuwait (Adel Mubarak Farhan Al-Adgham), Mongolia (Zoljargal Seseer) y Vietnam (Le Quan Long). La ceremonia reafirma el compromiso del Gobierno dominicano con la diplomacia multilateral y la estabilidad regional.
Las relaciones entre Haití y República Dominicana se han caracterizado históricamente por una mezcla de cooperación y tensiones. En los últimos años, la inestabilidad política, la violencia de las bandas armadas y la crisis humanitaria en Haití han generado un aumento de la migración irregular hacia territorio dominicano, lo que ha provocado respuestas firmes por parte del gobierno dominicano, incluyendo deportaciones, construcción de un muro fronterizo y medidas restrictivas.
A pesar de estas fricciones, ambos países han mantenido canales diplomáticos abiertos para abordar temas de interés común como el comercio, la seguridad fronteriza y la salud pública. Organismos internacionales y actores regionales han insistido en la necesidad de una cooperación más sólida y sostenida, especialmente en un contexto donde la estabilidad de uno influye directamente sobre el otro. La frontera, por su dinamismo económico y humano, sigue siendo un punto clave que requiere vigilancia, diálogo y acciones conjuntas.