Miami, Florida — Lo que parece una escena sacada de una película de horror ocurrió en la vida real. Un hombre identificado como Andre Sebastisnov, un turista ruso de 37 años, fue arrestado en la ciudad de Sunny Isles Beach, al norte de Miami, tras ser captado en video golpeando salvajemente a su hija menor de edad en el lobby y ascensor de un edificio frente al mar.
El perturbador video muestra cómo el hombre arrastra a la niña menor por el ascensor, la patea, la sacude violentamente, e incluso le aprieta el cuello con una toalla. La pequeña, visiblemente indefensa y sin capacidad de reacción, es lanzada contra la pared, cae al suelo, y luego es golpeada nuevamente por su padre.
Un testigo que presenció parte del hecho dio la voz de alerta al personal de seguridad del edificio, quienes de inmediato revisaron las cámaras y llamaron al 911. “No teníamos mucha información al principio. Al llegar al edificio, hicimos contacto con la persona que estaba trabajando en el primer piso”, explicó un oficial.
Al intentar arrestarlo, Sebastisnov se resistió con violencia, lo que obligó a los agentes a reducirlo por la fuerza, esposarlo y trasladarlo bajo custodia. Ahora enfrenta nueve cargos por abuso infantil y uno por agredir a un oficial de policía.
“Fue muy doloroso ver el video. Muchos de nosotros somos padres y no podíamos creer cómo la trató… la cogió, la tiró al piso, le jaló el pelo. Fue como si estuviera golpeando una muñeca”, dijo uno de los agentes, visiblemente afectado.
Durante el interrogatorio, el hombre intentó justificar sus acciones diciendo que “estaba disciplinando” a su hija menor porque “no obedecía”. Añadió que tenía pasaje de regreso a Rusia en junio, pero ahora no podrá salir del país, ya que una jueza le negó el derecho a fianza.
La niña se encuentra actualmente en el hospital bajo cuidados médicos, acompañada de su madre. Mientras tanto, Sebastisnov permanece detenido en la cárcel del condado Miami-Dade, a la espera de su proceso judicial.
Violencia infantil en EE.UU.
La violencia infantil sigue siendo una alarmante realidad en Estados Unidos, donde miles de menores son víctimas de maltrato físico, emocional y negligencia cada año. A pesar de las campañas de concienciación y las leyes de protección infantil, muchos casos continúan ocurriendo dentro del hogar, perpetrados por familiares o personas cercanas. Las autoridades reciben millones de reportes anuales, y aunque se han hecho avances en detección y respuesta, la cifra de niños afectados sigue siendo preocupante.
Este tipo de violencia no solo deja secuelas físicas visibles, sino que también genera profundas heridas psicológicas que pueden acompañar a la víctima durante toda su vida. Organizaciones de derechos infantiles insisten en la necesidad de reforzar los sistemas de prevención, ofrecer mayor apoyo a las familias en riesgo y garantizar que cada denuncia se investigue con prontitud. El reciente caso de un turista ruso que agredió brutalmente a su hija en Florida vuelve a encender las alarmas sobre la urgencia de actuar frente a una problemática que no distingue raza, nacionalidad ni clase social.