La batata asada se ha convertido en un ícono culinario de Villa Altagracia, apreciada tanto por locales como por los viajeros que transitan por la autopista Duarte. Al recorrer esta importante vía, es imposible no notar los múltiples puntos de venta donde comerciantes, como Manuel mejor conocido como “Charlie Papeleta“, ofrecen este tradicional tubérculo. Con más de 30 años en el negocio, Charlie explica con orgullo cómo elegir una buena batata: “Las mejores son las amarillas, dulces por dentro y de textura suave”.
Otra vendedora, María Paniagua, compartió su método de cocción, que consiste en asar las batatas con leña en un tanque, lo que les da ese característico sabor ahumado. Sin embargo, denunció el encarecimiento del producto, atribuido en parte al aumento del costo de los peajes. “Ahora la libra está a 100 pesos. Todo está más caro y hasta el peaje nos afecta porque mucha gente ya no quiere venir por aquí”, comentó.
A pesar de la alta demanda del producto, los vendedores enfrentan dificultades. Muchos fueron removidos de sus puestos por las autoridades y aún no han sido reubicados. “Duramos cinco meses sin trabajar y ahora no sabemos si nos quitarán de nuevo. Solo pedimos una plaza digna, higiénica y organizada donde podamos seguir vendiendo”, expresaron.
Este grupo de comerciantes, que por décadas ha sustentado a sus familias con la venta de batatas asadas, hace un llamado al gobierno para que les brinden una solución definitiva. Más allá de un alimento, la batata asada representa una tradición viva y una fuente de sustento que merece ser protegida.