Santo Domingo. — El empresario avícola Alfran Ferreiras, representante de los pequeños y medianos productores de pollo, hizo un enérgico llamado al presidente Luis Abinader para que intervenga en la crisis que afecta al sector, provocada por una sobreproducción cíclica que se repite cada cuatro meses y que mantiene deprimidos los precios por debajo del costo de producción.

Ferreiras denunció que actualmente la libra de pollo se vende en granja entre 33 y 35 pesos, mientras el precio oficial se mantiene en 38 pesos, lo que ha puesto en jaque la sostenibilidad de cientos de pequeñas granjas a nivel nacional. Afirmó que desde hace más de un año han enviado al menos cuatro comunicaciones al Palacio Nacional sin recibir respuesta. “Solo pedimos al presidente que siente en la mesa a todos los actores del sector y que se planifique la producción de manera organizada”, expresó.

La industria nacional produce más de 22.4 millones de unidades de pollo al mes, superando con creces la demanda del mercado local. Sin embargo, las restricciones sanitarias impiden exportar a mercados como Estados Unidos, lo que limita las alternativas para enfrentar el excedente. Ferreiras advirtió que, sin una planificación estructurada, se corre el riesgo de perder cientos de empleos rurales y afectar gravemente la seguridad alimentaria nacional.

Ferreiras señaló que esta falta de planificación también perjudica a los consumidores, ya que provoca distorsiones de precios que afectan tanto a productores como a compradores. “Hoy los granjeros pierden dinero por vender a pérdida, pero mañana puede escasear el pollo y subir exageradamente el precio en el mercado. Esto es una bomba de tiempo que se puede evitar con voluntad política”, advirtió.

El empresario insistió en la necesidad de crear una mesa de trabajo permanente entre el Gobierno, los productores grandes y pequeños, y las asociaciones del sector avícola. Según explicó, solo con una coordinación efectiva se podrá equilibrar la producción con la demanda real del país, y así evitar los ciclos de sobreoferta que destruyen al pequeño productor. “No pedimos subsidios, pedimos organización”, recalcó.