Santo Domingo, RD – A pesar de las reiteradas afirmaciones del Gobierno sobre una “frontera blindada“, la evidencia en las calles y en las rutas de transporte sugiere una realidad muy distinta. La continua presencia de ciudadanos haitianos en territorio dominicano y el tráfico humano han puesto en entredicho la efectividad de las medidas anunciadas por las autoridades.

Reportajes recientes, como el de la periodista Adis Burgos, han expuesto la dinámica del negocio de las repatriaciones y el papel de ciertos actores en este proceso. Según sus investigaciones, Mao ha sido identificado como un punto clave en la red de movilidad de migrantes, donde se reporta la participación de vehículos sobrecargados con personas repatriadas, en una operación que algunos comparan con redes de tráfico ilícito.

A pesar de las cifras oficiales sobre repatriaciones masivas, la realidad en las comunidades fronterizas revela una historia diferente. Testimonios locales indican que los controles no son tan efectivos como se ha afirmado y que, en muchas ocasiones, quienes son repatriados regresan al país con facilidad.

El alcalde de Dajabón, Santiago Riverón, ha sido una de las pocas voces que han señalado públicamente la transformación de los espacios públicos en su municipio, donde la presencia de ciudadanos haitianos supera en número a los dominicanos. Sin embargo, este tipo de denuncias no suelen recibir la atención mediática suficiente y las autoridades mantienen un discurso que parece alejado de los hechos concretos.

Mientras tanto, la ciudadanía sigue observando cómo la llamada “frontera blindada” se desmorona frente a la realidad del día a día, dejando en evidencia que el control migratorio sigue siendo un tema pendiente en la agenda nacional.