La República Dominicana ha captado la atención mundial tras el descubrimiento de importantes yacimientos de tierras raras en su territorio. Estos minerales, esenciales para el desarrollo de tecnologías de vanguardia, podrían transformar el futuro económico del país. En un análisis junto con expertos, Indhira Navarro explora cómo este tesoro natural podría cambiar el panorama nacional y global.
Las tierras raras son un grupo de 17 elementos de la tabla periódica, vitales para la producción de autos eléctricos, teléfonos celulares, satélites y energías renovables. Aunque su extracción es compleja y costosa, su alto valor en los mercados internacionales ha colocado a países con depósitos de estos minerales en el centro de la geopolítica global. La República Dominicana, rica en estos recursos, se encuentra en una posición estratégica.
Geólogos como Osiris de León aseguran que la región sur del país, especialmente la Sierra de Bahoruco, contiene depósitos significativos de tierras raras, compartidos también con Haití y Jamaica. Sin embargo, la explotación de estos recursos no está exenta de desafíos. La extracción, aunque similar a procesos previos en la minería de bauxita, conlleva riesgos ambientales y requiere un manejo adecuado para evitar daños irreversibles al ecosistema local.
Expertos en medio ambiente, como Luis Carvajal, advierten sobre los peligros de la minería sin regulaciones estrictas. La minería de tierras raras genera residuos peligrosos, como colas radiactivas, y su procesamiento puede contaminar de manera significativa. El gobierno, por su parte, está apostando por un marco legal que garantice la integridad de los recursos naturales, buscando acuerdos con potencias como Estados Unidos para impulsar la industria de tierras raras.
En cuanto a la transparencia en la gestión de estos recursos, especialistas señalan la necesidad de una comunicación clara y coherente entre los diferentes actores gubernamentales. A pesar de las tensiones sobre el manejo de estos recursos, el país se perfila como un actor clave en la minería global.
Con depósitos identificados y la creciente demanda internacional de estos elementos, la República Dominicana podría estar al borde de una nueva era de crecimiento económico, siempre y cuando se mantenga el balance entre desarrollo y sostenibilidad.